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viernes, 30 de enero de 2015

Aprendiendo de la adversidad

Hay personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones adversas, se desarrollan psicológicamente sanas, e incluso salen reforzadas. Es lo que se conoce como resiliencia
La psicología y la ingeniería de materiales, aunque pueda parecer extraño, tienen algo en común: el término resiliencia. Esta palabra hace referencia al fenómeno por el que los cuerpos retornan a su forma inicial después de haber sido sometidos a una presión que los deforma.
El concepto se ha aplicado a la psicología para descubrir por qué niños y niñas que viven en la miseria, o personas que experimentan situaciones límites son capaces, no sólo de superar las dificultades, sino incluso de salir fortalecidas de ellas. Logran resistir, sobrevivir y acceder a una vida productiva para sí y para su sociedad.

La resiliencia es una capacidad que se manifiesta:
·        Frente a la destrucción, mostrando una gran facultad de proteger la propia integridad bajo presión.

·        Frente a la adversidad, estableciendo una actitud vital positiva pese a circunstancias difíciles.

      A cualquier edad se puede cambiar
Las habilidades y los factores que potencia la resiliencia se muestran de una manera desigual en los distintos tipos de personalidades, pero se puede trabajar para lograr potenciar los rasgos que conducen a gozar de esta capacidad de superarse. La mayor dificultad a la que nos enfrentamos cuando se busca esa mejora es la convicción de que no se puede cambiar. Nos escudamos en afirmaciones como "es que yo soy así", "cada cual es como es", "a mis años yo ya no puedo cambiar". Éste es el gran error. Más o menos, a cualquier edad se puede cambiar si uno se lo propone.
Nunca es tarde para hacer el correspondiente cambio de las propias actitudes, entrenándose en técnicas de modificación del pensamiento, aprender a interpretar los acontecimientos de otra manera, recuperando la capacidad de reflexionar sobre sí mismo, trabajándose la valoración de la propia personalidad, adquiriendo habilidades sociales como la asertividad, aprendiendo a hablar positivamente... Para todo ello se puede contar con profesionales de la psicología a los que se debe acudir no sólo cuando se padecen crisis emocionales o psicopatologías, sino cuando alguien quiere entrenarse para vivir adecuadamente cada acontecimiento vital.
La resiliencia, la capacidad para resistir y no venirse abajo, para salir airosamente de los baches, si es posible con más bríos aún, también se aprende.

 La resiliencia la podemos favorecer en nosotros mismos y, en especial, en la educación de las personas sobre las que tenemos influencia, sobre todo si son niños o niñas.

¡Que estés bien!!!
 

jueves, 29 de enero de 2015

Crecimiento personal

Para crecer como personas, para madurar, para mantener un equilibrio emocional que nos permita responder a las exigencias del entorno, hemos de cambiar permanentemente. No podemos quedarnos estancados ni sentenciar "soy así, qué le vamos a hacer", si sabemos o intuimos que un cambio nos permitiría ser más coherentes, más eficaces y más felices".


Nuestra historia personal demuestra que como entes pensantes y sensibles que somos, cambiamos y evolucionamos cada día. Y esa es una de las emociones que nos depara la vida: comprobar cómo nos vamos adaptando, cómo vamos interactuando con el entorno. Cada nueva situación exige una respuesta específica que extraemos de nuestro interior tras remover, intuitiva o premeditadamente, nuestra experiencia y nuestra manera de pensar tras recibir la influencia de quienes nos quieren y nos rodean.
La mejor manera de reforzar nuestra identidad, de crear una personalidad dinámica y fuerte es permanecer abiertos a las señales del exterior y de nuestro interior, respondiendo en cada momento del modo más adecuado.
Se trata de tomar el timón de nuestro barco, de pilotarlo hacia donde queremos y podemos, y no hacia donde nos lleva la corriente o un mapa obsoleto que no incluye la información necesaria para una navegación óptima.
Pero hemos de distinguir bien lo que queremos cambiar. Con las tendencias profundas de la personalidad, con los sistemas de valores muy interiorizados, con los hábitos muy arraigados, hemos de mostrar un especial cuidado, porque modificarlos puede sumirnos en una crisis de identidad nada deseable. Para evitar este error está la reflexión.


Por donde empezar
Muchos de nosotros ya tenemos identificados los hábitos y actitudes más claramente mejorables, en la medida que nos causan problemas de convivencia, no nos resultan útiles, no nos satisfacen o son incoherentes con nuestra manera de pensar y de ver la vida. Comencemos por "trabajar" este ámbito de mejora, porque es el que más satisfacción nos va a deparar. No es fácil, porque son muchas y muy variadas las razones que nos han llevado a ser como somos. En esta reflexión, no debe importar la edad, nunca es tarde si el cambio nos permite interactuar mejor con el entorno o hacer las cosas tal y como creemos que debemos hacerlas. Si, por temor a lo desconocido o a equivocarnos, demoramos una decisión que sabemos acertada y necesaria nos estamos negando la posibilidad de madurar, nos estamos haciendo daño, al frenar una evolución del todo conveniente. Aplicar la receta de siempre ante exigencias nuevas o repetir errores del pasado ante situaciones ya conocidas, resulta en principio lo más cómodo y sencillo, pero nos conduce inexorablemente al estancamiento, y nos aparta del dinamismo inherente al hecho de vivir en un contexto que cambia.
También puede ocurrir que el freno al cambio no provenga de nuestros hábitos, miedos o incertidumbres, sino del exterior: la pareja, los hijos, los amigos, el trabajo, las convenciones sociales. No todos evolucionamos al mismo ritmo, pero cada uno debe intentar preservar las cadencias de su propia evolución, y adoptar las decisiones que considere esenciales para su progreso como ser humano.


Los primeros pasos
Replantearnos, analizar cómo somos, pensamos y actuamos, es un ejercicio positivo y saludable siempre que lo hagamos con un objetivo de mejora y de adaptación al medio. Hay ocasiones en que tenemos claro lo que deberíamos hacer, pero nos encontramos con que una creencia muy arraigada nos impide adoptar la decisión. ¿Qué hacer en ese caso? Comencemos por reflexionar, por ver hasta qué punto es nuestra esa creencia y nos identifica esencialmente como personas. Muchos de estos prejuicios son adquiridos y no reflejan nuestro real sistema de valores. En ese caso, desprendámonos del lastre, y configuremos un sistema propio, coherente con nuestras convicciones profundas, que nos permita ser más felices y equilibrados.
Las personas que han conseguido realizar grandes y satisfactorios cambios en su vida, lo han hecho a costa de romper hábitos y creencias (suyas o ajenas) que les impedían evolucionar en la dirección deseada. Es frecuente que la idea motora del cambio sea una obsesión o una convicción profunda que permanecía aletargada esperando el momento para emerger. Pero no siempre es así. La creatividad de la psique humana es insondable, y una persona pensando y reflexionando puede llegar muy lejos si se lo propone.

¡Que estés bien!!!



El arte de saber Comunicarse


Las personas necesitamos comunicarnos, algo que hacemos constantemente pero muy pocos somos capaces de dominar el arte de la comunicación, de emocionar.


La inteligencia interpersonal es la madre de la comunicación. Relacionarse con otras personas no sólo es hablar y hacer gestos.
Todos sabemos que existen personas que manejan la comunicación como un verdadero arte, y que con su solo dominio han conseguido mucho éxito. Personas con mucho carisma que saben trasmitir sus ideas, trasmitir sus sueños y hacer que la gente quiera hacer lo que ellos consideran correcto.
Algunas de estas personas han nacido con un don especial, se comunican de una manera extraordinaria, casi sin ningún esfuerzo, son claros, especiales fascinantes en su discurso y parecen hipnotizar las multitudes.
La gran mayoría no nacemos con esa estrella, pero existe una buena noticia, podemos aprender a comunicarnos de una manera excelente y llegar a ser tan buenos expositores de nuestras ideas como estos grandes hombres.
Descubrimientos recientes en neurolinguística e inteligencia emocional, han logrado técnicas de resultados sorprendentes y que pueden convertir a una persona normal en un excelente comunicador y orador.
Con la comunicación se trasmite además de conocimientos, sentimientos y principios de una persona. En ocasiones los oradores que proyectan sentimiento y emociones conmueven de una manera espectacular a sus oyentes.
El arte se aprende, pero debemos estar conscientes de aprender, debemos querer aprender y debemos aprender a aprender y aprender a desaprender. Este complicado juego de palabras se basa en lo que llama Covey: ser proactivo, ser dueño de su vida y de sus actos y querer verdaderamente influir en la vida y no pasar por ella sin vivir.
Existen muchos factores clave de éxito en el proceso de la comunicación: muchos autores reconocidos han tratado este tema, variados conceptos y métodos.

Tratar de encontrar un método que nos lleve al arte de la comunicación

Todo comienza con el respeto que merece su oyente. Ya sea un individuo o un auditorio, el es una persona importante y espera que se respete su punto de vista.
Después sigue el impacto que usted consiga al dar su información, siempre debe comenzar con algo sorpresivo, algo fuera de lo común, en el mundo de hoy, existe un bombardeo constante de información, sólo aquel que se destaca puede llegar más rápido a su target (objetivo)
Tu auditorio solo se interesará en tu idea, si esta, presenta algún beneficio. Comience con las ventajas. Después de tener la atención de tu oyente, no desperdicies energía con conversaciones inútiles, trata de tu trasmitir tu idea con claridad, para que los demás te comprendan, siempre asegúrate que has sido totalmente entendido, haz preguntas para confirmarlo, he aquí unos de los principales problemas de la comunicación, la persona esta seguro de lo que dice, pero no esta seguro de que lo que dijo fue lo que entendió la otra persona.
Al exponer tus ideas hazlo de forma segura y con calma, no uses palabras que indiquen inseguridad. No hables de temas de poca importancia, ni distraigas la atención de tu oyente, usa palabras que creen realidad y generen acción.
Después de exponer tu idea, tu oyente querrá detalles, mostrara obstáculos, o simplemente rechazara de plano tu idea. Debes escuchar con atención para identificar necesidades, este método se usa mucho en los procesos de ventas, escuchar las necesidades de los clientes, vencer los obstáculos.
No caigas en la tentación de prometer lo que no puedes conseguir, debes mantener tu credibilidad intacta.
Cuando la persona apruebe tu idea, no sigas hablando, esto es una venta cerrada. Esta idea que acaba de comprar tu oyente es una relación ganar - ganar, nunca uses tu poder de influir en la demás personas para buscar sólo tu beneficio personal.
Cultiva las relaciones personales, no te conviertas en ermitaño. Usa la asertividad y empatía como principios fundamentales. Desarrolla tu maestría personal que se define como la capacidad de generar energía y de canalizar las fuerzas emocionales hacia el cumplimiento de objetivos comunes.
Tú puedes conseguir el dominio total de este arte apasionante, el arte de la comunicación.

¡Que estés bien!!!


Conceptos básicos sobre el amor

El amor
Es necesario aprender a adaptarnos al ritmo de cada situación, de cada persona como si bailásemos una danza.  Cuando conseguimos encontrar el tempo, todo fluye y se vuelve más fácil: una conversación, una relación, el juego del amor y también, el dolor. Todo tiene su tiempo, y aceptarlo nos permite formar parte de esta hermosa armonía.
(Jaume Soler Lleonart)

Hace casi un siglo que el amor lo han unido a la institución familiar, es decir, al matrimonio. Anteriormente casi todos los matrimonios eran concertados. El marco familiar no tenía nada que ver con el amor. Se casaban por conveniencia esperando que con el tiempo surgiera el afecto o no. Eso era lo de menos.        

La evolución social y cultural, la igualdad entre sexos, propiciaron la libertad de elegir pareja. Paradójicamente los divorcios, separaciones han aumentado de forma considerable.

De ello podemos deducir que el amor no es algo inherente al matrimonio, ni que la convivencia estable y duradera es consecuencia del amor. Por lo menos no del amor romántico.    

El amor apasionado, romántico, aquel que no ve defectos, ni dificultades, ese que da fuerzas y entusiasmo, no es ni mucho menos el que crea la estabilidad y la felicidad de la pareja.  

El amor ha de implicar respeto hacia el otro y hacia uno mismo (no se nos olvide). Debe proporcionar una relación equitativa (dando más o menos en cada tema al 50% aproximadamente). No se puede depender, ni que dependan en los sentimientos (si me deja no valgo nada). El amor ha de dejar independiente al otro (si sale con amigos es que no me quiere). El amor requiere esfuerzo, sentido común, voluntad de llegar a acuerdos, flexibilidad, picardía, comunicación, intereses comunes, cariño y sentido del humor, a fin de mantener la ilusión y el deseo.

El amor casi siempre comienza a decaer en el marco de la convivencia, entre otras cosas porque desciende el grado de idealización. Muchas personas piensan que el amor lo puede todo, que si fracasan en la relación es porque no estaban enamorados, porque no han encontrado la persona idónea. Este error hace que no se realicen los esfuerzos necesarios por ambas partes para mantener a la persona que queremos a nuestro lado. Por ambas partes, lo subrayo porque en el momento que uno de los dos empiece, como costumbre, a dar más, el equilibrio se pierde.

Un objetivo realista que haga crecer a la pareja es el de ser responsable de la propia felicidad en armonía con la del otro. Si alguno de los dos, consciente o inconscientemente, pretende abusar obteniendo la mayoría del tiempo más privilegios, la estabilidad se rompe.        

Todo esto se aprende y generalmente aunque se tenga mucha edad casi nunca es tarde. Hay que empezar por encontrar una persona que nos atraiga con las cualidades que más nos gustan (inteligencia, bondad, atractivo físico, educación, fidelidad...), pero esto es la punta del iceberg, el trabajo que viene después es lo que hará que conservemos el amor.        

Primero debemos saber lo que nos espera. No es lo mismo "ser novios" que convivir. Como dice el refranero español "de novios mieles, de casados hieles". La primera etapa (de novios) que es la más fácil se caracteriza por:         

* Un bajo nivel de responsabilidades      
* Un alto porcentaje dedicado al ocio      
* Alto grado de novedad    
* Alto intercambio de conductas gratificantes o halagadoras  
* Falso conocimiento de expectativas futuras    

La baja tasa de responsabilidades   

En la mayoría de las situaciones, cuando una relación comienza pasa bastante tiempo hasta que se establece un compromiso. Este periodo facilita la valoración positiva de las conductas de ambos que se viven sin prejuicios y con libertad. No hay que pagar letras, ningún acuerdo explícito que obligue a nada, ni responsabilidades. El sentimiento, el deseo y la atracción es lo que motiva a que se salga con más frecuencia. Sin embargo, hay que pensar que todo esto cambia en el momento que se empieza a convivir.  

El tiempo dedicado a diversiones    

Después de una jornada de trabajo o de estudio los novios se dedican ha charlar, bailar, deporte, relaciones sexuales...., es decir, a cosas placenteras. En la convivencia todo este tiempo desciende.         

Nivel de novedad     

En la primera etapa de la relación, casi todo son novedades, en su mayoría agradables. Esto contribuye a mantener el interés inicial mutuo. Como sabemos la facultad de sorprender es gratificante y motivadora. Iniciada la convivencia, el grado de novedad desciende. Si las expectativas eran muy elevadas, o no trabajamos este área, la desilusión puede empezar a instaurarse.

Intercambio de conductas gratificantes   

El sentimiento de felicidad entre dos personas depende en gran parte del número de comportamientos agradables que realicen ambos. En la época de noviazgo el intercambio de dichas conductas suele ser muy alto. La convivencia hará que veamos a las personas más reales, la idealización decrece, surgen los problemas.. es por tanto, cuando debemos aprender a solucionar las distintas dificultades.      

Expectativas

El mundo imaginario que se haya hecho de la pareja es muy perjudicial para luego la convivencia. La realidad no tiene nada que ver con el concepto idealista del amor. Muchas veces, esas falsas expectativas, es porque en el noviazgo nos han vendido una imagen que no era. También puede ser porque nos hemos creado nosotros mismos a una persona que no existía. El cuidado que pongamos en este aspecto es fundamental para el buen desarrollo de la convivencia. Es mejor pecar de realista que de idealista.  

Como podemos apreciar la etapa de conocerse, de noviazgo es más gratificante que ninguna otra. Es cuando realmente disfrutamos y nos hacen disfrutar sin responsabilidades, ni deberes, ni deudas. No hay que precipitarse por tanto en convivir, y mucho menos en tomar decisiones impulsivas. Analizar la situación dejando al lado lo emocional nos ayudará a resolver con menos equivocaciones si vivimos una vida en común. Medir paso a paso que responsabilidades adquirimos, saber que pasaremos más tiempo con tareas propias del hogar (lavar, cocinar..), como será esa persona para compartir esas tareas, que defectos y virtudes encontraremos en la convivencia, que podemos esperar en el futuro (de trabajo, de relación, de comunicación, de fidelidad..) de esa persona, nos hará decidirnos con más equilibrio y generalmente, realizaremos una elección más correcta.     

Debemos pensar que ninguna pareja "per se" es feliz o problemática (aunque por supuesto con unas personas te llevas mejor que con otras). Pero ni los caracteres opuestos se atraen, ni hay que buscar almas gemelas. Si hay que trabajar las habilidades que nos permitan aceptar, aprender como resolver los problemas, hablar sin insultar, sin críticas, llegar a pactar acuerdos y saber hacerse respetar, entre otras.  

Recordemos que si nos comportamos de forma agradable con el otro; él o ella se sentirá motivado a comportarse de la misma manera. Lo que aumentará la satisfacción a seguir siendo agradables por ambas partes. Si además, no permitimos, de forma suave, que nos traten mal ayudaremos a establecer este círculo tan importante para la convivencia. Las dos personas se verán recompensadas para seguir con las conductas placenteras. La rigidez y el autoritarismo son tan enemigos de la relación como el darse por entero.

¡Que estés bien!!!



Gestionando emociones

Es de sobra conocido que la salud se asienta sobre cuatro pilares. Un medio ambiente no contaminado, una alimentación rica y frugal, ejercicio habitual pero moderado y bienestar emocional. 
Cuando alguno de los cuatro pilares se altera y más de forma prolongada, surge la enfermedad.
  


Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.

¿QUÉ SE CONSIDERA UNA RELACIÓN TÓXICA?

Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.

En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.

Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente. No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.

Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de malestares acaban pasándonos factura.

Las RAZONES por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a detallar a continuación:

BAJA AUTOESTIMA

¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?.

CREER QUE SOMOS LA SOLUCIÓN A SUS PROBLEMAS

Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.

Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.

YO SOY LA VÍCTIMA EN ESTA HISTORIA

Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.


DEPENDENCIA EMOCIONAL

Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.



MIEDO A QUEDARSE  SOLO

Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.

No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.

MIEDO A LO QUE ESTÁ POR VENIR

Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como zona de seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.

¿CÓMO GESTIONAR UNA RELACIÓN ASÍ?

Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.

Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.

¡Que estés bien!!!


Sana tu mente y tu cuerpo te seguira

Cuando leí el Diccionario de Jacques Martel donde hace referencia a las causas de las dolencias y enfermedades relacionadas con el pensamiento, sentimientos y emociones decidí explorar otras versiones acerca del poder sanador de nuestros pensamientos y encontre esta entrevista al científico Bruce Lipton que hoy comparto con uds. pues me resulta simplemente conmovedor...

“Los pensamientos curan más que los medicamentos”
El científico Bruce Lipton reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la energía por su capacidad para curar.
Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda.

¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren.

Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad.
¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. El dinero controla la ciencia.

Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía. 
Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema  inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas.  Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.

Y eso enlaza con la física cuántica. Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.  Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.

Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se ‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.

¡Que estés bien!!!



La Felicidad



Hola BIENVENIDOS!!! 

Que mejor forma de comenzar el tema que compartiendo una entrevista a un profesor de filosofía de 65 años con el propósito de poder acercarnos
a una mejor definición de LA FELICIDAD... 


“Ya se me ha hecho un hábito ser un hombre feliz”

¿Cómo defines la felicidad? Es estar bien conmigo mismo, disfrutar de mí mismo, quererme a mí mismo. Y, luego, compartirlo con los demás…
¿No es ese estado de éxtasis permanente que tanta gente idealiza?
Ni hablar, eso ni los monjes budistas lo tienen. Esta es una felicidad pragmática, ajustada a la realidad, con sus altibajos. O sea, yo puedo estar en un determinado momento triste.
¿Se puede ser feliz en la tristeza?
La sientes porque es una emoción. En el análisis transaccional, hay seis emociones auténticas, básicas: la alegría, el placer, la tristeza, el poder, el miedo y la rabia. Cuando una emoción la guardas mucho tiempo, se convierte en una enfermedad. Y está demostrado que la gran parte de las enfermedades –se dice que hasta un 90 por ciento– son psicosomáticas…
¿Y en qué consiste tu método?
Mira, cualquier hábito tienes que repetirlo y repetirlo hasta que llega un momento en que se imprime en tu cerebro. Yo estoy caminando por la calle y me estoy diciendo soy feliz, soy feliz, soy feliz.
¿Pero en qué se diferencia tu fórmula de las muchas que hay en el mercado?
El punto concreto, que yo llamo Felizméntica, es ser feliz a través de la mente. ¿Por qué yo utilizo como instrumento a la mente? No porque me dé la gana, sino gracias a una investigación…
Y entiendo que a raíz de ciertas circunstancias difíciles en tu vida, ¿no?
Claro, la circunstancia difícil fue mi separación. Eso fue para mí bien doloroso.
El desamor es una de las fuentes de infelicidad más frecuentes, ¿verdad?
Para mí fue difícil. Y para superarlo, mira, hice insight, reiki, yoga, análisis transaccional. Y de todo eso aprendí algo: que la felicidad no viene de fuera, de cuánta plata tienes, cuántos carros, cuántos amigos. No: viene de adentro.
Pero eso lo dicen todas las filosofías…
Los ingredientes los encuentras por todos lados, pero el asunto es: ¿cómo hago? El método como tal sí es mi receta y me sirve, y a todas las personas que han querido usarlo les ha servido.
Bueno, ¿entonces cuál es?
Está basado en un concepto que, cuando lo descubrí, dije ¡Eureka! Y es la Neuroplasticidad cerebral, algo que habían descubierto hace pocos años: nosotros, en la parte frontal de nuestro cerebro, tenemos dos lóbulos, el prefrontal derecho y el izquierdo. Cuando nuestros pensamientos y emociones están en negativo, las millones de neuronas del lóbulo prefrontal derecho se fortalecen y eso produce hormonas que te hacen sentir decaído, infeliz, angustiado. Pero si están en positivo, en el lóbulo prefrontal izquierdo, las neuronas empiezan a ejercitarse y generan neuropéptidos, la serotonina y endorfina, que son las hormonas de la felicidad.
¿Es bueno o malo que en ese proceso se tenga una creencia religiosa?
Ni bueno ni malo. Si tienes una religión donde tu Dios es castigador, te llena de culpas, entonces eso no sirve pues. ¡Y yo he estudiado para cura! Sé de lo que estoy hablando. Pero si concibes a Dios como tu padre, como el amor del universo, ahí sí te ayuda.
“El secreto” habla del poder de la autoafirmación, al punto de cambiar la realidad. ¿Tú crees que se puede?
Claro, y esa es una de las partes de la receta que he tomado de “El secreto”. Yo me aburría a veces con eso de ¡Ten piedad de nosotros! ¡Ten piedad de nosotros! Pero es que cuando más repites se te va quedando en el cerebro.
Es lo que los hindúes llaman mantra.
Sí, el mantra. O sea, todas las religiones lo han usado por alguna razón que no se sabía, pero la razón neurológica está dada en la neuroplasticidad del cerebro. Cuando tú afirmas algo con la mente, te ayuda a crear redes neuronales.
¿Cuál es el primer ejercicio que debe hacer alguien para seguir tu receta?
Mi receta es cargar la mente con pensamientos positivos y descargarla de pensamientos negativos. Luego, no angustiarse tanto del futuro ni preocuparse por el pasado, sino vivir el presente, en el aquí y el ahora.
Si sigues así, podrías convertirte en un gurú… ¿No te seduce la idea?
No es mi intención. Pero, ¿por qué no? Lógicamente soy humano y me seduce la idea. Bacán que lo que yo he creado para mí sirva para un montón de gente.
¿Y hay un tiempo promedio para que una persona que sigue tu método llegue a la felicidad?
Lo sientes de inmediato, al empezar. Después tiene sus altibajos. Lo normal es que al mes ya empieces a tener el hábito de sentirte feliz.
¿Y se vuelve algo automático?
Sí, en parte de ti mismo. Antes, yo me sentía feliz. ¡Ahora soy feliz!
¿Te sientes feliz el ciento por ciento de tu tiempo?
No. Pero si antes era un 15 o 25, ahora estoy feliz un 95 por ciento. Ya se me ha hecho un hábito ser feliz.
¿Podría haber un método artificial para estimular esa zona?
Los hay. Un chocolate, una pastilla que genera endorfinas. Y tal vez en el futuro yo te venda un chip, llamado Felizméntica, que te lo pongas… ¡y se acabó!
La Ficha
Me llamo Juan Zeljko Arapovic Doko. Tengo 65 años y un divorcio.
Soy profesor de Filosofía y Religión. Estudié 12 años para ser sacerdote, pero soy casi agnóstico.


Si tú no crees en tu propia fuerza...
¿cómo puedes esperar que algo se mueva?
¿qué ocurrirá con tu vida?
¿quién va a vivirla por Ti?

¡Que estés bien!!!