Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo material.
Las creencias son ideas cristalizadas en nuestra mente sobre
determinados temas o cuestiones. Generalmente, como casi todo nuestro
repertorio de respuestas grabadas en nuestro inconsciente, se crean en los
primeros años de vida. El proceso se da de la siguiente forma: se nos dice algo
o escuchamos una frase, habitualmente de una persona significativa de nuestro
entorno; padre, madre, hermanos, profesores o similares, que afirman o niegan
algún concepto sobre una persona, cosa o circunstancia.
Por ejemplo "si continuas llorando así te convertirás en un
tonto", o "por lo menos eres lista, ya que de guapa nada".
Estas afirmaciones, conforme se reiteran o se enfatizan más, se van
grabando en nuestro "disco duro" de la personalidad. Cuando más
pequeños somos, cuando con la persona que nos lo dice tenemos un lazo afectivo
más profundo, cuando ese discurso se prolonga en el tiempo y sistemáticamente,
se graba con mayor precisión.
Es como un disco de música; cuando el cantante ensaya diariamente
(discursos repetitivos), cuenta con instrumentos más adecuados (gestos,
miradas, acciones) y lo hace durante un tiempo considerable para perfeccionarlo
(años), mejor se graba. Después sólo resta insertarlo en un reproductor
(mente), que alguien pulse el play (estímulo externo o interno) y escucharemos
la música (creencias). Aún cuando esa música nos aturda, nos confunda y nos
haga sufrir, continuamos escuchándola.
Así ocurre con nosotros; cuando a través de los años y reiteradamente
escuchamos y/o vemos determinadas ideas y actos, éstos se graban impecablemente
y después sólo resta apretar un botón, que puede ser un comentario, una palabra
o un pensamiento, para que se active.
Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad
para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la
infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo
material.
A partir de las experiencias infantiles y sostenidas por las creencias
que aprendimos, tendemos a re-crear las personas, las situaciones y los
ambientes emocionales de la infancia. Eso no está bien ni mal, es sólo lo que
sabemos hacer con el bagaje que tenemos.
Rigen nuestra vida en todos los ámbitos, aunque no tengamos conciencia
de ellas. Actúan silenciosamente cada vez que nos enfrentamos a una situación
que las dispara.
Las podemos observar habitualmente en las relaciones más cercanas;
cuando nos volcamos excesivamente a nuestros padres, o a los hijos, con el
deseo oculto de que ellos nos devuelvan lo mismo, o lo reconozcan mínimamente,
pero, paradójicamente parece que ocurre justo lo contrario; nunca están
conformes con lo que le damos. Entonces nos enfadamos con nosotros mismos y con
los demás; con nosotros por considerarnos "tontos por pensar tanto en los
demás " y con ellos porque no se dan cuenta.
Hasta que no me percato de que debajo de esas conductas mías de
sobreprotección está escondida la creencia de que debo hacer cada vez más por
los demás para que me aprecien o me quieran, no cambiaré mi percepción sobre la
relación y por ende, mi conducta.
Si pudiéramos ir al origen de cómo se formaron estas ideas de que no soy
suficientemente buena como madre, o como hija, seguramente encontraríamos un
modelo que he adoptado a partir de ideas que fuí absorbiendo a través de
palabras, actitudes e incluso pensamientos de mi entorno.
Cuando somos pequeños generalmente no cuestionamos lo que se nos dice,
lo integramos a nuestro archivo mental y pasa a formar parte de los conceptos y
creencias que guían nuestras acciones.
Puede también ocurrir con la pareja; habitualmente me encuentro diciendo
¿"Por qué siempre elijo este tipo de hombre... o de mujer.."? ¿Por
qué acepto que me haga tal o cual cosa?
Es muy probable que en el ámbito familiar se nos haya dicho que
"siempre hay que tener a alguien a tu lado que te ayude", dejando
constancia no sólo con palabras, sino con hechos, que esto también implicaba
aceptar situaciones indignas e irrespetuosas como insultos, actitudes
despreciativas o infidelidades. Por lo tanto, no es nada inusual que nuestras
parejas hayan tenido o tengan conductas similares y que nosotros las aceptemos
como "normales".
En el ámbito laboral, a pesar de la crisis, siempre pueden surgir
posibilidades de ascensos, o nuevas responsabilidades, que implican no sólo
incremento del salario sino un avance en la profesión, pero si el miedo me
paraliza, si no me siento capaz de superar ese reto, si continuamente me surgen
pensamientos tales como "estoy seguro que no doy la talla" o "a
mí siempre me pasa lo peor"; las creencias limitadoras están actuando y
están frenando mi creatividad, mi espontaneidad para mostrar todas mis potencialidades
y es muy probable que pierda esa oportunidad.
Si a partir de ahora decides cambiar las ideas que te hacen experimentar
dolor y sufrimiento, puedes hacerlo.
Nadie, ninguna persona, lugar o cosa tiene poder alguno sobre tí, porque
en tu mente el único que piensa eres tú... El Universo te apoya totalmente en
todo lo que decides pensar y creer. No lo cuestiona ni lo juzga, sólo se limita
a reflejar tus creencias en la vida cotidiana.
En nuestra conciencia no sólo tenemos internalizadas las creencias limitadoras
sino también, y agraciadamente, las potenciadoras.
Las limitadoras son un freno a la libertad e independencia a la hora de
tomar decisiones o de realizar cambios que me beneficiarán.
Las potenciadoras en cambio, son las que me animan e incentivan a
evolucionar, a progresar: "soy capaz de lograrlo... siempre he sorteado
todas las dificultades... los cambios son buenos... siempre hay algo que
aprender...". Me recuerdan que el poder y las decisiones de mis actitudes
ante lo que me sucede, ESTÁN DENTRO DE MÍ.
Te propongo liberarte de las siguientes creencias limitadoras que generan
experiencias negativas en tu vida y recrear y reforzar las CREENCIAS
POTENCIADORAS que te guían hacia el éxito y la prosperidad; ES TU
DECISIÓN:
1.Deja de ser
ingrato.
No importa lo bien o lo mal que te ha ido, levántate
de la cama agradecido por tener vida. Hay quienes, en algún lugar, luchan por
ella desesperadamente. En lugar de pensar en lo que te hace falta, intenta
pensar en lo que tienes y que a muchos les hace falta.
2.Deja de preocuparte demasiado.
Preocuparse no le quita problemas al día de mañana, le quita felicidad al
día de hoy. Una manera de saber si vale la pena preocuparse es plantearse la
siguiente pregunta: “¿Importará esto dentro de un año? ¿Tres años? ¿Dentro de
cinco años?” Si la respuesta es negativa, entonces no vale la pena darle más
vueltas al asunto.
3.Deja de culpar a los demás de
tus problemas.
La capacidad de alcanzar tus sueños depende de tu capacidad de hacerte
responsable de tu vida. Cuando culpas a los demás de lo que te pasa, estás
rechazando esta responsabilidad: Le das poder a otros sobre una parte de tu
vida.
4.Deja de actuar como si todo
estuviera bien cuando no lo está.
Está bien quebrarse de vez en cuando, no tienes que pretender ser fuerte,
no hay necesidad de probarle a nadie que todo está perfectamente todo el
tiempo. No debería preocuparte lo que los demás piensan. Llora si lo necesitas,
es saludable dejar fluir esas lágrimas. Cuanto más pronto lo hagas, más pronto
serás capaz de sonreír de nuevo, sonreír de verdad.
5.Deja de seguir el camino más
fácil.
La vida no es fácil, especialmente cuando planeas realizarte en algo que
vale la pena. No tomes la alternativa más fácil siempre, haz cosas
extraordinarias.
6.Deja de intentar que las cosas
sean perfectas.
El mundo real no recompensa a los perfeccionistas, recompensa a las
personas que hacen las cosas en tiempo y forma.
7.Deja de desperdiciar el tiempo
explicando tus razones a los demás.
Tus amigos no lo necesitan y tus enemigos ni siquiera lo creerán. Sólo haz
lo que tu corazón te dice que es correcto.
8.Deja de permitir que otros te
bajen a su nivel.
Niégate rotundamente a rebajar tus estándares para adaptarte a quienes se
niegan a elevar los suyos.
9.Deja de guardar resentimiento.
No vivas tu vida con odio en el corazón. Terminarás lastimándote a ti mismo
más de lo que las personas que odias podrían. El perdón no es sólo decir: “Está
bien lo que me hiciste”, es poder decir: “No voy a dejar que lo que me hiciste
arruine mi felicidad para siempre”. El perdón es la respuesta, déjalo ir,
encuentra la paz, ¡Libérate! Y recuerda, el perdón no es sólo para las demás
personas, también es para ti mismo. Si debes, perdónate a ti mismo, supéralo e
intenta hacerlo mejor la siguiente ocasión.
10.Deja de quejarte y de sentir
pena de ti mismo.
La vida tiene sus altibajos por una razón: para moldear tu camino en la
dirección correcta para ti. Puede que no veas o entiendas todo en el momento en
que sucede, eso puede ser muy duro. Pero recuerda los momentos difíciles que ya
has pasado: Casi siempre nos llevan a mejores lugares, personas, estados
mentales o situaciones, eventualmente. ¡Así que sonríe! Deja que todos sepan
que hoy eres mucho más fuerte que ayer, y así continuarás.
11.Deja de lado los celos.
Los celos son el arte de contar las bendiciones ajenas en vez de las
propias. Pregúntate esto: “¿Qué es lo que tengo yo que todos los demás
quieren?”
12.Deja de ser pasivo.
No pienses demasiado las cosas o crearás un problema que ni siquiera estaba
ahí en primer lugar. Evalúa las situaciones y toma acciones decisivas. No
puedes cambiar cuando te rehúsas a confrontar las cosas, el progreso implica
riesgo, ¡Punto! No puedes llegar a segunda base si tienes un pie en la primera.
13.Deja de buscar la felicidad
exclusivamente en otros.
Si no eres feliz con quien eres por dentro, no serás feliz en una relación
de largo plazo con cualquier otra persona. Primero tienes que crear estabilidad
en tu propia vida, antes de que puedas compartir la vida con alguien más.
14.Deja de intentar comprar la
felicidad.
Muchas de las cosas que deseamos son caras. Pero la verdad es que las cosas
que en verdad nos satisfacen son totalmente gratis: el amor, las carcajadas y
trabajar en nuestras pasiones.
15. Deja de pasar tiempo con las
personas equivocadas.
La vida es muy corta como para gastarla junto a personas que succionan tu
energía y felicidad. Si alguien te quiere en su vida, harán espacio para ti, no
deberías pelear por un lugar. Nunca jamás insistas con alguien que te pasa por
alto. Recuerda que los verdaderos amigos no son necesariamente aquellos que se
quedan contigo en los buenos tiempos, sino los que permanecen en las peores
situaciones.
¡Que estés bien!!!
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