Quien pueda afirmar que su
jornada laboral sólo dura las ocho horas reglamentarias debería sentirse
afortunado, pues el entorno empresarial de hoy exige un mayor compromiso, un
mejor desempeño y, por supuesto, una mayor cantidad de horas de trabajo. Sin
contar con que la competitividad obliga a hacer cursos de especialización y
actualización constantes, y ni hablar del tiempo que debe dedicársele a la
familia y a las tareas del hogar. Esas demandas constantes obligan a buscar
mecanismos de adaptación, pero cuando hay un mal manejo de las situaciones de
estrés el organismo colapsa, generando síntomas que pueden ir desde una simple
sensación de fatiga, hasta la somatización de enfermedades y, en casos más
graves, depresiones crónicas.
La mitad de los pacientes que llega a
las consultas presenta un estrés laboral crónico. Esto viene dado, por una tendencia mundial que le exige al individuo demandas cada vez mayores,
entre ellas ser más efectivo y creativo, tener un buen nivel de tolerancia a la
frustración y un elevado grado de profesionalización. La situación se agrava
cuando las empresas buscan ahorrar costos disminuyendo el número de empleados o
incrementando las tareas asignadas a cada uno, situaciones que obligan a
prolongar la jornada. Pero el problema, no radica en el
nivel de exigencia, puesto que esa es una condición que el empleado no puede
cambiar, sino más bien en las herramientas de gratificación que utilice la
empresa y en la efectividad de las técnicas para el manejo del estrés que el
trabajador ponga en práctica.
El estrés no siempre tiene una connotación negativa existe un estrés positivo y necesario para ser productivo. Esto es debido a que cuando se presentan situaciones de presión el organismo produce un mayor nivel de adrenalina para que se aceleren los procesos y la persona sea asertiva ante las exigencias impuestas por su entorno. Sin embargo cuando las exigencias son crónicas empieza a aparecer agotamiento, ya que llega un punto en que el organismo no responde ante ese estímulo negativo constante. Es allí cuando, de no emplearse las herramientas adecuadas, el individuo colapsa.
Las cargas laborales y horarias excesivas pueden llegar a afectar su
salud de manera significativa. Conozca algunas de las técnicas que le ayudarán
a sobrellevar la presión del trabajo y a mantener un nivel efectivo de
productividad.
Qué debe hacer un empleado
para lidiar con el estrés laboral: la
primera tarea en la lista es aceptar que hay condiciones que no pueden ser
modificadas como, por ejemplo, una estructura organizacional burocrática que
ignora las necesidades del trabajador o un jefe que no sepa cómo debe gerenciar
al personal. Si después de aceptar la situación el descontento persiste, es
importante canalizar el reclamo con los superiores, en tal sentido es fundamental que el individuo piense bien sus argumentos y le de un
buen enfoque al asunto a tratar.
Además de lo anterior, existen
algunos consejos que los trabajadores deben tomar en cuenta para mejorar su
rendimiento laboral:
Tolerancia a la frustración
No tomarse las críticas a modo personal y comprender que no todo resulta como se piensa inicialmente.
Tolerancia a la frustración
No tomarse las críticas a modo personal y comprender que no todo resulta como se piensa inicialmente.
Cuestión de
prioridades
No todas las tareas son requeridas en el mismo momento. Aprenda a establecer una lista de importancia que le permita resolver las demandas más inmediatas y posponer las que pueden ser resueltas con posterioridad, lo cual evitará que deba prolongar su jornada.
No todas las tareas son requeridas en el mismo momento. Aprenda a establecer una lista de importancia que le permita resolver las demandas más inmediatas y posponer las que pueden ser resueltas con posterioridad, lo cual evitará que deba prolongar su jornada.
Evite ser
“acaparador”
Cada persona ha sido contratada para cumplir funciones específicas dentro de la empresa, por lo que es fundamental aprender a delegar labores.
Cada persona ha sido contratada para cumplir funciones específicas dentro de la empresa, por lo que es fundamental aprender a delegar labores.
Manejo del tiempo
Organice su agenda para que pueda dedicarle tiempo al trabajo, a la recreación y, por supuesto, al descanso. Si debe extender su jornada laboral procure tener algunos ratos de esparcimiento. Almorzar con sus compañeros y conversar sobre temas que no guarden relación con el trabajo o salir a caminar durante unos minutos resultan buenas opciones para romper con la rutina laboral.
Organice su agenda para que pueda dedicarle tiempo al trabajo, a la recreación y, por supuesto, al descanso. Si debe extender su jornada laboral procure tener algunos ratos de esparcimiento. Almorzar con sus compañeros y conversar sobre temas que no guarden relación con el trabajo o salir a caminar durante unos minutos resultan buenas opciones para romper con la rutina laboral.
Pequeñas cosas
Actividades —en apariencia— insignificantes, disminuyen su nivel de estrés en el trabajo. Una buena alimentación, la omisión de sustancias estimulantes y la práctica de rutinas gratificantes, como acudir a un espectáculo de su agrado, hacer ejercicios o compartir con la familia, contribuyen con su salud mental. Adicionalmente practicar técnicas de relajación y decorar el entorno con flores u objetos llamativos refuerzan la motivación y favorecen el desempeño productivo.
Actividades —en apariencia— insignificantes, disminuyen su nivel de estrés en el trabajo. Una buena alimentación, la omisión de sustancias estimulantes y la práctica de rutinas gratificantes, como acudir a un espectáculo de su agrado, hacer ejercicios o compartir con la familia, contribuyen con su salud mental. Adicionalmente practicar técnicas de relajación y decorar el entorno con flores u objetos llamativos refuerzan la motivación y favorecen el desempeño productivo.
Quienes creen que es exagerado referirse a los perjudiciales efectos
que causa el estrés laboral sobre la salud, deberían tomar en cuenta que de no
utilizar las herramientas adecuadas para manejarlo, la presión sostenida puede
ocasionar fatiga, sensación de extenuación, irritabilidad, insomnio y aumento
de la sensibilidad emocional. Las personas con fuertes cargas laborales y
horarias suelen tener una alimentación deficiente y una adicción cada vez mayor
a sustancias estimulantes, como la cafeína y la nicotina, lo cual puede generar
desórdenes gástricos y un aumento o disminución considerable del peso.
En cuanto a las fallas laborales, el estrés disminuye la capacidad de
concentración y, por ende, la productividad. También las personas pueden
somatizar enfermedades que van desde la gripe común hasta crisis asmáticas, o
cuadros más graves como deficiencias inmunológicas, hipertensión arterial y
depresión aguda, que las llevan a solicitar reposos constantes, hecho que
empeora la relación con sus superiores.
¡Que estés bien!!!
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