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viernes, 20 de marzo de 2015

Creencias

Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo material.
Las creencias son ideas cristalizadas en nuestra mente sobre determinados temas o cuestiones. Generalmente, como casi todo nuestro repertorio de respuestas grabadas en nuestro inconsciente, se crean en los primeros años de vida. El proceso se da de la siguiente forma: se nos dice algo o escuchamos una frase, habitualmente de una persona significativa de nuestro entorno; padre, madre, hermanos, profesores o similares, que afirman o niegan algún concepto sobre una persona, cosa o circunstancia.
Por ejemplo "si continuas llorando así te convertirás en un tonto", o "por lo menos eres lista, ya que de guapa nada".
Estas afirmaciones, conforme se reiteran o se enfatizan más, se van grabando en nuestro "disco duro" de la personalidad. Cuando más pequeños somos, cuando con la persona que nos lo dice tenemos un lazo afectivo más profundo, cuando ese discurso se prolonga en el tiempo y sistemáticamente, se graba con mayor precisión.
Es como un disco de música; cuando el cantante ensaya diariamente (discursos repetitivos), cuenta con instrumentos más adecuados (gestos, miradas, acciones) y lo hace durante un tiempo considerable para perfeccionarlo (años), mejor se graba. Después sólo resta insertarlo en un reproductor (mente), que alguien pulse el play (estímulo externo o interno) y escucharemos la música (creencias). Aún cuando esa música nos aturda, nos confunda y nos haga sufrir, continuamos escuchándola.
Así ocurre con nosotros; cuando a través de los años y reiteradamente escuchamos y/o vemos determinadas ideas y actos, éstos se graban impecablemente y después sólo resta apretar un botón, que puede ser un comentario, una palabra o un pensamiento, para que se active.
Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo material.
A partir de las experiencias infantiles y sostenidas por las creencias que aprendimos, tendemos a re-crear las personas, las situaciones y los ambientes emocionales de la infancia. Eso no está bien ni mal, es sólo lo que sabemos hacer con el bagaje que tenemos.
Rigen nuestra vida en todos los ámbitos, aunque no tengamos conciencia de ellas. Actúan silenciosamente cada vez que nos enfrentamos a una situación que las dispara.
Las podemos observar habitualmente en las relaciones más cercanas; cuando nos volcamos excesivamente a nuestros padres, o a los hijos, con el deseo oculto de que ellos nos devuelvan lo mismo, o lo reconozcan mínimamente, pero, paradójicamente parece que ocurre justo lo contrario; nunca están conformes con lo que le damos. Entonces nos enfadamos con nosotros mismos y con los demás; con nosotros por considerarnos "tontos por pensar tanto en los demás " y con ellos porque no se dan cuenta.
Hasta que no me percato de que debajo de esas conductas mías de sobreprotección está escondida la creencia de que debo hacer cada vez más por los demás para que me aprecien o me quieran, no cambiaré mi percepción sobre la relación y por ende, mi conducta.
Si pudiéramos ir al origen de cómo se formaron estas ideas de que no soy suficientemente buena como madre, o como hija, seguramente encontraríamos un modelo que he adoptado a partir de ideas que fuí absorbiendo a través de palabras, actitudes e incluso pensamientos de mi entorno.
Cuando somos pequeños generalmente no cuestionamos lo que se nos dice, lo integramos a nuestro archivo mental y pasa a formar parte de los conceptos y creencias que guían nuestras acciones.
Puede también ocurrir con la pareja; habitualmente me encuentro diciendo ¿"Por qué siempre elijo este tipo de hombre... o de mujer.."? ¿Por qué acepto que me haga tal o cual cosa?
Es muy probable que en el ámbito familiar se nos haya dicho que "siempre hay que tener a alguien a tu lado que te ayude", dejando constancia no sólo con palabras, sino con hechos, que esto también implicaba aceptar situaciones indignas e irrespetuosas como insultos, actitudes despreciativas o infidelidades. Por lo tanto, no es nada inusual que nuestras parejas hayan tenido o tengan conductas similares y que nosotros las aceptemos como "normales".
En el ámbito laboral, a pesar de la crisis, siempre pueden surgir posibilidades de ascensos, o nuevas responsabilidades, que implican no sólo incremento del salario sino un avance en la profesión, pero si el miedo me paraliza, si no me siento capaz de superar ese reto, si continuamente me surgen pensamientos tales como "estoy seguro que no doy la talla" o "a mí siempre me pasa lo peor"; las creencias limitadoras están actuando y están frenando mi creatividad, mi espontaneidad para mostrar todas mis potencialidades y es muy probable que pierda esa oportunidad.
Si a partir de ahora decides cambiar las ideas que te hacen experimentar dolor y sufrimiento, puedes hacerlo.
Nadie, ninguna persona, lugar o cosa tiene poder alguno sobre tí, porque en tu mente el único que piensa eres tú... El Universo te apoya totalmente en todo lo que decides pensar y creer. No lo cuestiona ni lo juzga, sólo se limita a reflejar tus creencias en la vida cotidiana.
En nuestra conciencia no sólo tenemos internalizadas las creencias limitadoras sino también, y agraciadamente, las potenciadoras.
Las limitadoras son un freno a la libertad e independencia a la hora de tomar decisiones o de realizar cambios que me beneficiarán.
Las potenciadoras en cambio, son las que me animan e incentivan a evolucionar, a progresar: "soy capaz de lograrlo... siempre he sorteado todas las dificultades... los cambios son buenos... siempre hay algo que aprender...". Me recuerdan que el poder y las decisiones de mis actitudes ante lo que me sucede, ESTÁN DENTRO DE MÍ.
Te propongo liberarte de las siguientes creencias limitadoras que generan experiencias negativas en tu vida y recrear y reforzar las CREENCIAS POTENCIADORAS que te guían hacia el éxito y la prosperidad; ES TU DECISIÓN: 

 1.Deja de ser ingrato.
No importa lo bien o lo mal que te ha ido, levántate de la cama agradecido por tener vida. Hay quienes, en algún lugar, luchan por ella desesperadamente. En lugar de pensar en lo que te hace falta, intenta pensar en lo que tienes y que a muchos les hace falta.
2.Deja de preocuparte demasiado.
Preocuparse no le quita problemas al día de mañana, le quita felicidad al día de hoy. Una manera de saber si vale la pena preocuparse es plantearse la siguiente pregunta: “¿Importará esto dentro de un año? ¿Tres años? ¿Dentro de cinco años?” Si la respuesta es negativa, entonces no vale la pena darle más vueltas al asunto.
3.Deja de culpar a los demás de tus problemas.
La capacidad de alcanzar tus sueños depende de tu capacidad de hacerte responsable de tu vida. Cuando culpas a los demás de lo que te pasa, estás rechazando esta responsabilidad: Le das poder a otros sobre una parte de tu vida.
4.Deja de actuar como si todo estuviera bien cuando no lo está.
Está bien quebrarse de vez en cuando, no tienes que pretender ser fuerte, no hay necesidad de probarle a nadie que todo está perfectamente todo el tiempo. No debería preocuparte lo que los demás piensan. Llora si lo necesitas, es saludable dejar fluir esas lágrimas. Cuanto más pronto lo hagas, más pronto serás capaz de sonreír de nuevo, sonreír de verdad.
5.Deja de seguir el camino más fácil.
La vida no es fácil, especialmente cuando planeas realizarte en algo que vale la pena. No tomes la alternativa más fácil siempre, haz cosas extraordinarias.
6.Deja de intentar que las cosas sean perfectas.
El mundo real no recompensa a los perfeccionistas, recompensa a las personas que hacen las cosas en tiempo y forma.
7.Deja de desperdiciar el tiempo explicando tus razones a los demás.
Tus amigos no lo necesitan y tus enemigos ni siquiera lo creerán. Sólo haz lo que tu corazón te dice que es correcto.
8.Deja de permitir que otros te bajen a su nivel.
Niégate rotundamente a rebajar tus estándares para adaptarte a quienes se niegan a elevar los suyos.
9.Deja de guardar resentimiento.
No vivas tu vida con odio en el corazón. Terminarás lastimándote a ti mismo más de lo que las personas que odias podrían. El perdón no es sólo decir: “Está bien lo que me hiciste”, es poder decir: “No voy a dejar que lo que me hiciste arruine mi felicidad para siempre”. El perdón es la respuesta, déjalo ir, encuentra la paz, ¡Libérate! Y recuerda, el perdón no es sólo para las demás personas, también es para ti mismo. Si debes, perdónate a ti mismo, supéralo e intenta hacerlo mejor la siguiente ocasión.
10.Deja de quejarte y de sentir pena de ti mismo.
La vida tiene sus altibajos por una razón: para moldear tu camino en la dirección correcta para ti. Puede que no veas o entiendas todo en el momento en que sucede, eso puede ser muy duro. Pero recuerda los momentos difíciles que ya has pasado: Casi siempre nos llevan a mejores lugares, personas, estados mentales o situaciones, eventualmente. ¡Así que sonríe! Deja que todos sepan que hoy eres mucho más fuerte que ayer, y así continuarás.
11.Deja de lado los celos.
Los celos son el arte de contar las bendiciones ajenas en vez de las propias. Pregúntate esto: “¿Qué es lo que tengo yo que todos los demás quieren?”
12.Deja de ser pasivo.
No pienses demasiado las cosas o crearás un problema que ni siquiera estaba ahí en primer lugar. Evalúa las situaciones y toma acciones decisivas. No puedes cambiar cuando te rehúsas a confrontar las cosas, el progreso implica riesgo, ¡Punto! No puedes llegar a segunda base si tienes un pie en la primera.
13.Deja de buscar la felicidad exclusivamente en otros.
Si no eres feliz con quien eres por dentro, no serás feliz en una relación de largo plazo con cualquier otra persona. Primero tienes que crear estabilidad en tu propia vida, antes de que puedas compartir la vida con alguien más.
14.Deja de intentar comprar la felicidad.
Muchas de las cosas que deseamos son caras. Pero la verdad es que las cosas que en verdad nos satisfacen son totalmente gratis: el amor, las carcajadas y trabajar en nuestras pasiones.
15. Deja de pasar tiempo con las personas equivocadas.
La vida es muy corta como para gastarla junto a personas que succionan tu energía y felicidad. Si alguien te quiere en su vida, harán espacio para ti, no deberías pelear por un lugar. Nunca jamás insistas con alguien que te pasa por alto. Recuerda que los verdaderos amigos no son necesariamente aquellos que se quedan contigo en los buenos tiempos, sino los que permanecen en las peores situaciones.

¡Que estés bien!!!

Dificultades de pareja

Suponemos que la relación de pareja es el marco ideal en el que uno puede expresar sus sentimientos con mayor libertad; pero en la práctica, sucede con demasiada frecuencia, que las parejas tienen verdaderas dificultades para informar eficazmente a su compañera/o de lo que están sintiendo.
      


Veamos este ejemplo: Julio se quedó sin trabajo hace un año, Rosa apenas gana lo necesario para la comida y el estudio de los chicos. Ella se queja con los amigos y Julio se siente humillado públicamente. 

Cuando están en la intimidad familiar él no habla y contesta agresivamente cuando ella le pregunta algo. Ella se resiente, dice que además de ser quien sostiene la casa tiene que soportarle el mal genio. Sospecha que tiene otra mujer. 

Cada día es peor. No hay propuestas ni acciones reales para solucionar el problema. Todo comentario se interpreta inadecuadamente de parte y parte. Procuran llegar a la casa tarde para evitar el encuentro hasta que deciden separarse.

¿Qué pasó? ¿Es que son pareja nada más en las buenas?
El paso del tiempo y las dificultades propias de la convivencia hacen que aparezcan las primeras crisis y una sensación de desencanto porque no se están cumpliendo las expectativas que se habían creado, entonces surge la tentación de culpar al otro de esta situación.
Existen, básicamente, dos patrones de estados de ánimo: los negativos, tales como la decepción, ira, depresión, frustración, enfado, etc. Y los positivos, alegría, cariño, amor, admiración, o recompensa. Cuando tratamos de expresar ambos tipos de sentimientos, surgen dificultades que vamos a detallar a continuación:
Muchas parejas tienden a evitar, a toda costa, expresar la frustración, el disgusto o incluso la ira, ya que, con demasiada frecuencia en el pasado, la expresión de tales sentimientos fue tan solo el comienzo de una disputa, debido a las múltiples acusaciones que tales quejas implicaban.        
Creemos que el "quid" de la cuestión está, fundamentalmente, en como expresar estos sentimientos, sin que causen, en el que escucha, una sensación de crítica, una impresión destructiva.      
¿Cómo conseguimos este nuevo efecto en nuestro/a compañero/a? es decir, ¿cómo podemos expresar el enfado que nos produce el comportamiento de nuestra pareja, sin que él o ella se sienta agredido y criticado? Podemos comenzar especificando aquello que el otro hace o deja de hacer que nos provoca los sentimientos negativos. Coméntale que tienes un problema con eso que está ocurriendo. Después, conseguiremos que él o ella no se sienta ofendido/a si nos "adueñamos del sentimiento", es decir, no eres tu quien me irritas o me enfadas, sino yo él que se siente de ese modo. Y por último, podemos realizar una petición específica y concreta de que se podría hacer para mejorar esa situación, : solicitamos a nuestra pareja que modifique alguna acción en el presente o en el futuro, que nos ayude a resolver algún problema o incluso que únicamente se preste a comentar la dificultad en otro momento.    
Pero ¿cómo expresar todo esto sin que la comunicación se convierta en una batalla campal? Si acusamos al otro, si somos agresivos, insultamos o sobregeneralizamos, si revisamos todos los ejemplos del pasado, si rumiamos el problema y lo presentamos como algo que hemos estado "guardándonos", si interpretamos las motivaciones del otro, leyendo su pensamiento, etc. nuestra pareja se sentirá agredida y responderá a nuestro ataque defendiéndose: conclusión, habrá comenzado la reyerta.   
Si por el contrario, expresamos nuestros sentimientos de una manera directa, espontánea, describiendo el comportamiento del otro, refiriéndonos sólo al presente, sin revisar todos los ejemplos del pasado, si somos empáticos comprendiendo la postura del otro, expresando explícitamente que entendemos la postura del otro, si tomamos una actitud activa ante el problema, haciendo ver que es algo que se puede solucionar, etc. probablemente nuestro/a compañero/a sentirá que tiene la capacidad de ayudarnos a superar el problema y que el cambio que solicitamos es posible.  

Pero no podemos olvidarnos de otro tipo de sentimientos, los positivos: tales como la expresión de afecto, de cariño, de admiración, de recompensa, etc. Parece que lo "normal" es que la expresión de estos sentimientos disminuya con el paso del tiempo en una relación duradera. A veces puede parecer hasta innecesario recordarle a nuestra pareja que la seguimos queriendo. Es más, no nos sorprende ver una pareja de jóvenes adolescentes expresarse su afecto en un parque, pero nos asombra incluso de forma negativa, si se trata de dos adultos acaramelados. Pero, el deseo que las personas tienen por escuchar de mano de su compañero/a la expresión de esos sentimientos no se pierde con el tiempo. ¿y entonces? ¿cuáles son las razones por las que dejamos de hacerlo? ¿cuál es la razón de que la tasa de expresiones positivas decaiga con el tiempo? Una persona no expresiva, seguramente nos conteste que su pareja ya conoce sus sentimientos, que ya sabe lo que siente por ella, etc. Pero, al decirlo, muy posiblemente esté ocultando su propia vergüenza y falta de habilidad a la hora de expresar dichos afectos. Pero esta no debería ni debe ser las causa de que una relación se marchite y muera.
El refuerzo real, es decir, lo que en verdad nos recompensa, y nos anima a corresponder, es distinto en cada persona. Cada individuo concede un peso específico distinto a las cosas y por lo tanto no todo nos gusta a todos y ni siquiera en el mismo grado. Por lo tanto, debemos investigar que es lo que realmente refuerza a nuestra/o compañera/o. A qué tipo de cosas concede importancia y a cuáles no, en definitiva, que factores tienen el poder de "comprometer" a nuestra pareja en el refuerzo mutuo.         
Si reforzamos eficazmente a nuestra pareja, ella se sentirá en la "obligación" de devolver el cumplido, de agradarnos y corresponder; y así aumentaremos la tasa de intercambios positivos, convirtiéndonos en una fuente de gratificación y apoyo para nuestra/o compañera/o.
Debemos tener en cuenta que en toda relación de pareja hay elementos que suman y otros que restan,es indispensable analizar los hechos, con actitud tolerante y comprensiva, buscando más allá de las causas aparentes, las raíces profundas del problema.

¡Que estés bien!!!

viernes, 13 de marzo de 2015

INVIERTE EN TI

Si vives para complacer y permitirles a los demás que se aprovechen de ti, no tendrás la posibilidad de cumplir tus sueños ni tampoco de tener una vida plena.

Muchas personas creen que pensar bien de ellas mismas, valorarse y tomar en cuenta sus deseos y necesidades al momento de plantearse metas, tomar decisiones y establecer límites sanos en relación con otras personas, puede ser egoísta. Pero lo cierto es que si no se incluyen en la planificación diaria que hacen, no tendrán la posibilidad de cumplir sus sueños ni tampoco de tener una vida plena.

Mantener el balance en todo momento es determinante para no perdernos en la confusión que pueden causarnos, al momento de actuar, la necesidad, el temor, la ambición, la envidia y el verdadero egoísmo. Claro que es positivo compartir con los demás y actuar con desinterés y buena intención, pero también es necesario aprender a hacerlo con conciencia y respeto hacia nosotros mismos. Para lograrlo, es necesario apreciarnos; es decir, fortalecer nuestra estima para sentirnos a gusto con quienes somos, y tener la confianza de que seremos capaces de superar la dificultad para salir adelante, transformar nuestro estilo de vida y conseguir nuestros sueños.

El primer paso consiste en aceptarnos como somos, con nuestras limitaciones y cualidades, como si fuéramos un enorme paquete de regalo que contiene una serie de características personales que nos hacen únicos y especiales. Aceptarnos no significa que perdemos el deseo de superarnos ni que dejamos de estar conscientes de la importancia que tiene mejorar ciertos aspectos de nuestra personalidad, sino que renunciamos a la necesidad de compararnos y de buscar la aprobación de los demás.

Generalmente es en nuestra mente donde libramos la mayor batalla, pues la imagen empobrecida que tenemos de nosotros, la culpa y el resentimiento que guardamos, nos impiden reconocer y valorar nuestras cualidades, talentos y características positivas, convirtiéndonos así en el obstáculo más grande a vencer.

La mayoría de las veces, ni siquiera los cumplidos, el reconocimiento y las frases cariñosas que recibimos de los demás, logran que cambiemos esa imagen tan negativa que tenemos. Pensar bien de nosotros no tiene nada de malo si el producto positivo de lo que pensamos, sentimos y elegimos lo compartimos con los demás. Para experimentar un vida plena y disfrutar de relaciones más satisfactorias necesitamos saber quiénes somos; de lo contrario, la inseguridad y la necesidad de depender de otros hará que nos sintamos afectados por el comportamiento y las diferentes actitudes que puedan adoptar. Vivamos la sensación de tener la fuerza interior capaz de ayudarnos a cambiar o a superar cualquier situación de limitación que se nos presente en la vida.
Somos nosotros quienes les enseñamos a los demás cómo es que van a tratarnos. Empieza a respetarte, a valorarte y a tomarte en cuenta para que otros aprendan a hacerlo. Esto te llevará a considerar, respetar, aceptar y tratar bien a los demás.

Guía para mejorar tu salud mental cada día
Intenta llevar a cabo las siguientes indicaciones para ayudarte a planear una semana que haga que te sientas bien, por dentro y por fuera. Estas indicaciones pueden ayudarte a manejar cualquier bloqueo de tipo emocional que pudieras estar atravesando asi como también  utilizarlas como guía para elaborar tu propio plan semanal: 

Domingo. Relájate.
Intenta meditar, dar un paseo por la naturaleza o hacer cualquier otra actividad que te resulte relajante y entretenida. La reflexión tranquila, en solitario o en compañía de otras personas, puede mejorar tu estado mental, fortalecer tu identidad personal y social, y alejarte del horario agitado del resto de la semana para cargarte de energía para la semana que empieza.

Lunes. Elabora un plan.
Decide qué tareas necesitas terminar durante  la semana y elabora un plan sobre el modo y el horario para hacerlas. Si estás sobrecargado de trabajo, decide qué puede esperar una semana o dos. Si no tienes un horario muy apretado, planea algunas actividades que has estado esperando poder hacer.

Martes. Rodéate de personas que te apoyen.
Haz planes con  miembros de tu familia o amigos, o busca actividades en las que puedas conocer nuevas personas, como un curso, un grupo de ayuda, un deporte... Vuelve a quedar con alguien con quien habías perdido el contacto y recuerda viejos tiempos.

Miércoles. Cuida tu cuerpo.
Cuidar tu cuerpo puede mejorar también tu salud mental. El miércoles puede ser el día de dedicar un cuidado especial a tu cuerpo y de comprobar si estás llevando un estilo de vida sano y tomar las medidas necesarias si no es así. Asegúrate de que estás tomando comidas nutritivas, evita el tabaco, utiliza las bebidas alcohólicas con moderación, bebe mucha agua, duerme lo suficiente y haz ejercicio regularmente.

Jueves. El día del altruismo.
Ofrécete para algún trabajo voluntario para ayudar a otras personas. Te sentirás bien al hacer algo tangible para ayudar a otras personas que lo necesitan y te servirá para alejarte de tus propios problemas y verlos con más objetividad. También es un buen modo de conocer gente nueva que comparte tus intereses.

Viernes. Amplía tus horizontes.
Crea un cambio de ritmo o amplía tus intereses. Explora un nuevo hobby, llena tu casa de plantas, planea un rato de senderismo o un viaje, busca lugares nuevos en tu ciudad, toma clases de baile, aprende a tocar un instrumento o hablar otra lengua...

Sábado. Valórate a ti mismo/a
Este puede ser el día para recordarte que has de tratarte con respeto y amabilidad, ser condescendiente contigo, perdonar tus errores, aceptar tus defectos (aunque proponiéndote mejorar) y evitar la autocrítica y autocastigo. Examina las cualidades que tienes y que te gustan, tus logros y tus capacidades. Repasa tus sueños y tus metas, analiza si vas por buen camino para alcanzarlas, las medidas a tomar, etc. Lee libros o artículos que te sirvan de ayuda en tu crecimiento personal.

¡Porque no podemos dar lo que no tenemos y sentimos adentro!

¡Que estés bien!!!

Recupera la calma

Nada es tan importante como para que pierdas la calma. Aquiétate y recupera tu salud emocional. No permitas que las circunstancias externas, te hagan perder de vista el valor de las cosas esenciales de la vida.

Cada día salimos a escena en el teatro de la vida.  Casi todas las situaciones que ocurren alrededor de nosotros y que nos involucran de alguna manera, nos afectan y terminan disminuyendo nuestro bienestar. Pareciera que estamos montados en el sube y baja emocional de la vida, a ratos felices, tranquilos y de repente algo surge y altera por completo nuestro estado emocional, dejándonos sumidos en una profunda tristeza o con una gran rabia y sin podernos controlar...  Son tantas las emociones y los pensamientos que guardamos sin expresar o liberar dentro de nosotros, que fácilmente perdemos el control responsable de nuestras reacciones. Pero lo más grave, es que a partir de ese momento caemos en manos de aquellos que teniendo más control y poder que nosotros, nos manejan y afectan con sus actitudes, comentarios y decisiones.   Como decía un monje budista del siglo VII: “ Cuando experimentes rabia o tristeza, no digas nada, no hagas nada.  Quédate como un tronco”   porque cualquier cosa que digas o hagas no saldrá de ti realmente,  sino del desequilibrio emocional que estas sufriendo temporalmente y es posible que te arrepientas mas tarde, cuando tus emociones se hayan calmado de lo que dijiste o hiciste...  Es preferible esperar hasta calmarte para actuar, porque una vez que la emoción haya pasado podrás pensar de nuevo con mas claridad.

En ninguna escuela nos enseñan a manejar las emociones negativas, en la mayoría de los casos ni siquiera somos concientes de que las tenemos y que usamos contra nosotros mismos y contra los demás.  Cuando estamos rodeados de un grupo de personas negativas o emocionalmente alteradas, es muy fácil contagiarnos y perder la claridad mental. Por esta razón es muy importante no dejarnos afectar ni manipular por los demás, que muchas veces se aprovechan de nuestras emociones exaltadas para manipularnos y manejarnos a su antojo.  Tomemos una posición en la vida de acuerdo a nuestro propio criterio, evitemos hacerlo, dejándonos llevar por las emociones negativas, que en un momento dado, nos impidan analizar la situación con la claridad y la objetividad suficiente, como para formarnos un criterio propio e imparcial de la situación que enfrentamos.  Además, mientras mas afectados estamos, mas equivocaciones cometemos y se nos convierte en un circulo vicioso, que no podemos romper.

COMO LOGRAR CALMA.

TOMA DISTANCIA.  Imagina que subes a una montana para observar desde lejos el problema que tienes. De esta manera, podrás hacerlo sin afectación para analizarlo objetivamente y encontrar una solución. A veces necesitamos buscar ayuda pues para una persona que no esta envuelta en la situación es mas fácil ver una solución.

ESCRIBE SOBRE LO QUE SIENTES.  Toma un cuaderno y sin pensar mucho comienza por anotar todo aquello que te agobia en este momento. Te sorprenderá ver con que facilidad llenas las páginas con toda la información que tienes guardada adentro de ti. Al final quema el papel imaginando que todas esos pensamientos y emociones negativas se disuelven.

LIBERA EL EXCESO DE ENERGIA.  Cuando sientas que no te puedes controlar, sal a caminar y ojala que puedas hacerlo al aire libre. El ejercicio te ayudara a calmar tus emociones y a liberar las tensiones.  Compartir la caminata con tu pareja o con un amigo te permitirá conversar y relajarte más fácilmente. 

TRANQUILIZATE: Quien pierde el control pierde la batalla. Aquieta las emociones, toma una respiración larga y profunda y dite a ti mismo: ahora estoy muy alterado, no puedo pensar con claridad, me tomare el tiempo para pensar cuando no este tan afectado. Luego coloca tu atención en otra situación preferiblemente positiva para que puedas relajar y desconectar tu mente de esos pensamientos negativos que te desequilibran emocionalmente.

LA PASIÓN NUBLA LA RAZON:  Nunca tomes decisiones cuando estés emocionalmente alterado. Consulta con la almohada, deja que tu intuición y tu buen criterio tengan tiempo de ayudarte a tomar la decisión mas acertada para que no tengas que arrepentirte mas adelante.

TODO PASA: Nada es absoluto, todo cambia, volvámonos mas flexibles, tolerantes y positivos. Lo que hoy parece  muy importante, mañana lo recordamos con una sonrisa, el secreto de una vida feliz es no dejarse afectar negativamente por las circunstancias externas, un disgusto te puede dañar el día, piensa positivo y suavízate, la vida es demasiado corta para amargarse por pequeñeces. 

Dedica un rato cada día a relajarte y reflexionar...

¡Que estés bien!!!

martes, 10 de marzo de 2015

Persona eficaz

La persona eficaz sabe gestionar sus capacidades dedicando a cada objetivo el tiempo y los recursos necesarios, consiguiendo lo que se pretende
Hay una serie de atributos personales que nadie desdeñaría: buena imagen física, inteligencia, salud, optimismo, autoestima, cultura, habilidad en las relaciones sociales, éxito en el trabajo...pero se nos olvida algo: ser eficaces, esto es, conseguir lo que nos proponemos sin recurrir a esfuerzos o medios distintos o superiores a los previstos. Entendemos por eficacia la capacidad de alcanzar objetivos, siempre que estos sean razonables y resulten coherentes con nuestra manera de ser y del contexto en que nos movemos.
¿Cuántas veces hemos pensado que nos merecemos tener un mejor trabajo, unas relaciones personales más fértiles y satisfactorias o una vida emocional más intensa o equilibrada? Pues eso es la eficacia, la capacidad de conseguir lo que se halla a nuestro alcance. Nuestra vida tiene más sentido si se articula siguiendo las coordenadas de nuestro propio proyecto, en el que se contemplan no sólo las metas, sino también los recursos con que contamos y las amenazas y oportunidades que van a entorpecer o facilitar el proceso. La habilidad de quien quiere crecer y ser eficaz parte de la identificación de los obstáculos a afrontar y de los recursos a gestionar. Suena a los rigores propios de un esquema laboral, pero previsión, cálculo y esfuerzo devienen imprescindibles en la tarea de dotar de eficacia nuestra vida.


Muy unida a la autoestima
Eficacia y autoestima son inseparables, ya que desarrollar la autoestima no es otra cosa que aplicar la convicción de que somos competentes para vivir. Hablamos de una competencia que no puede basarse en sensaciones y autoconvencimientos sino en la realidad y en el esfuerzo y constancia que requiere alcanzar los objetivos. La persona eficaz sabe gestionar sus capacidades dedicando a cada tarea u objetivo el tiempo y los recursos necesarios, consiguiendo lo que se pretende. El beneficio no sólo consistirá en la consecución del objetivo, sino también en el refuerzo que recibimos al asentar y potenciar la confianza en nosotros mismos. Esa base de confianza personal genera una seguridad imprescindible para la autorrealización. Desenvolvernos desde esa confianza ha de suponer que somos conscientes y responsables de nuestros actos. La conciencia tiene que ser una luz permanente en nuestra vida, pero estará guiada tanto por nuestra inteligencia "intelectual" como por la inteligencia emocional.

Eficacia y conciencia
No podemos hablar de eficacia si no somos conscientes de lo que queremos conseguir, de qué medios vamos a emplear, de las circunstancias en que operamos, y si no sabemos anticipar las dificultades con las que nos podemos topar. Tendremos que ser conscientes de nuestro momento emocional, de nuestros recursos y del apoyo exterior con que contamos. La inteligencia "intelectual" nos permitirá discernir entre la forma de pensar racional y la distorsionada. Los pensamientos distorsionados ocultan, ignoran o disfrazan la realidad y harán estériles nuestros esfuerzos para conseguir lo que nos proponemos. Son pensamientos distorsionados los filtrantes (se toman los detalles negativos y se magnifican), los polarizados (por maniqueos -blanco o negro-, impiden ver los matices), las generalizaciones (se extrae una conclusión general de un simple incidente), las visiones catastróficas (se espera el desastre) las personalizaciones (todo lo que la gente hace o dice es en relación a nosotros), las interpretaciones y sobreentendidos (creemos saber qué sienten y quieren los demás y por qué se comportan de la forma en que lo hacen), la culpabilidad (los demás son los responsables de nuestro sufrimiento, o al revés, nos culpamos de los problemas ajenos), los "deberías" (manejamos normas rígidas sobre cómo deberían actuar los demás e incluso nosotros mismos), el razonamiento emocional (lo que sentimos tiene que ser verdadero automáticamente), el tener siempre razón (nuestro objetivo principal es tener la razón frente a los demás), la falacia de la recompensa (esperamos "cobrar" algún día nuestro sacrificio y abnegación. El resentimiento puede ser dañino cuando se comprueba que la recompensa no llega).

La inteligencia emocional
Implica la atención y manejo adecuados de nuestras emociones y sentimientos. Tan importante como hacer un análisis racional de la realidad, es ser conscientes de nuestro momento personal y de los recursos emocionales que podemos desplegar para conseguir el objetivo que nos hemos propuesto.
Hemos de parar y darnos cuenta de cuáles son los sentimientos que emergen en nosotros en relación con ese objetivo o con la circunstancia emocional en que nos encontramos, y denominarlos por su nombre aun cuando sean de rabia, vergüenza o envidia. Y reconocer que forman parte de nuestra vida y que lo terrible no es sentirlos sino quedarnos enquistados en ellos, paralizados y sin capacidad de reacción. Ser inteligentes emocionalmente exige asumir esos sentimientos y hacernos responsables de ellos, calculando en qué medida pueden interferir en nuestras respuestas; en algunos casos, bloquearán la fluidez de nuestra acción y reducirán nuestra eficacia.
Tan imprescindible como ser inteligentes es utilizar bien nuestras habilidades sociales o de comunicación, que comprenden una escucha abierta (existen opiniones diferentes a las mías), empática (sé colocarme en el lugar de la otra persona y así comprendo mejor lo que hace, dice o siente), incondicional (no utilizo etiquetas ni juicios de valor hacia mi interlocutor) y respetuosa. 


Obtener logros y ser eficaces requiere, además de un correcto análisis de la realidad, de tener en cuenta quiénes somos y en qué momento personal nos encontramos, una buena dosis de esfuerzo cotidiano y constante que respete ese ritmo que hemos establecido por ser el que mejor se adapta a nuestras posibilidades reales.

¡Que estes bien!!!

Estrés y Productividad

¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?
Quien pueda afirmar que su jornada laboral sólo dura las ocho horas reglamentarias debería sentirse afortunado, pues el entorno empresarial de hoy exige un mayor compromiso, un mejor desempeño y, por supuesto, una mayor cantidad de horas de trabajo. Sin contar con que la competitividad obliga a hacer cursos de especialización y actualización constantes, y ni hablar del tiempo que debe dedicársele a la familia y a las tareas del hogar. Esas demandas constantes obligan a buscar mecanismos de adaptación, pero cuando hay un mal manejo de las situaciones de estrés el organismo colapsa, generando síntomas que pueden ir desde una simple sensación de fatiga, hasta la somatización de enfermedades y, en casos más graves, depresiones crónicas.
 La mitad de los pacientes que llega a las consultas presenta un estrés laboral crónico. Esto viene dado, por una tendencia mundial que le exige al individuo demandas cada vez mayores, entre ellas ser más efectivo y creativo, tener un buen nivel de tolerancia a la frustración y un elevado grado de profesionalización. La situación se agrava cuando las empresas buscan ahorrar costos disminuyendo el número de empleados o incrementando las tareas asignadas a cada uno, situaciones que obligan a prolongar la jornada. Pero el problema, no radica en el nivel de exigencia, puesto que esa es una condición que el empleado no puede cambiar, sino más bien en las herramientas de gratificación que utilice la empresa y en la efectividad de las técnicas para el manejo del estrés que el trabajador ponga en práctica.

    
El estrés no siempre tiene una connotación negativa existe un estrés positivo y necesario para ser productivo. Esto es debido a que cuando se presentan situaciones de presión el organismo produce un mayor nivel de adrenalina para que se aceleren los procesos y la persona sea asertiva ante las exigencias impuestas por su entorno. Sin embargo cuando las exigencias son crónicas empieza a aparecer agotamiento, ya que llega un punto en que el organismo no responde ante ese estímulo negativo constante. Es allí cuando, de no emplearse las herramientas adecuadas, el individuo colapsa.

Las cargas laborales y horarias excesivas pueden llegar a afectar su salud de manera significativa. Conozca algunas de las técnicas que le ayudarán a sobrellevar la presión del trabajo y a mantener un nivel efectivo de productividad.

Qué debe hacer un empleado para lidiar con el estrés laboral: la primera tarea en la lista es aceptar que hay condiciones que no pueden ser modificadas como, por ejemplo, una estructura organizacional burocrática que ignora las necesidades del trabajador o un jefe que no sepa cómo debe gerenciar al personal. Si después de aceptar la situación el descontento persiste, es importante canalizar el reclamo con los superiores, en tal sentido  es fundamental que el individuo piense bien sus argumentos y le de un buen enfoque al asunto a tratar.
Además de lo anterior, existen algunos consejos que los trabajadores deben tomar en cuenta para mejorar su rendimiento laboral:
 Tolerancia a la frustración 
No tomarse las críticas a modo personal y comprender que no todo resulta como se piensa inicialmente.
 Cuestión de prioridades     
No todas las tareas son requeridas en el mismo momento. Aprenda a establecer una lista de importancia que le permita resolver las demandas más inmediatas y posponer las que pueden ser resueltas con posterioridad, lo cual evitará que deba prolongar su jornada.
  Evite ser “acaparador”       
Cada persona ha sido contratada para cumplir funciones específicas dentro de la empresa, por lo que es fundamental aprender a delegar labores.
  Manejo del tiempo  
Organice su agenda para que pueda dedicarle tiempo al trabajo, a la recreación y, por supuesto, al descanso. Si debe extender su jornada laboral procure tener algunos ratos de esparcimiento. Almorzar con sus compañeros y conversar sobre temas que no guarden relación con el trabajo o salir a caminar durante unos minutos resultan buenas opciones para romper con la rutina laboral.

  Pequeñas cosas      
Actividades —en apariencia— insignificantes, disminuyen su nivel de estrés en el trabajo. Una buena alimentación, la omisión de sustancias estimulantes y la práctica de rutinas gratificantes, como acudir a un espectáculo de su agrado, hacer ejercicios o compartir con la familia, contribuyen con su salud mental. Adicionalmente practicar técnicas de relajación y decorar el entorno con flores u objetos llamativos refuerzan la motivación y favorecen el desempeño productivo. 

Quienes creen que es exagerado referirse a los perjudiciales efectos que causa el estrés laboral sobre la salud, deberían tomar en cuenta que de no utilizar las herramientas adecuadas para manejarlo, la presión sostenida puede ocasionar fatiga, sensación de extenuación, irritabilidad, insomnio y aumento de la sensibilidad emocional. Las personas con fuertes cargas laborales y horarias suelen tener una alimentación deficiente y una adicción cada vez mayor a sustancias estimulantes, como la cafeína y la nicotina, lo cual puede generar desórdenes gástricos y un aumento o disminución considerable del peso.
En cuanto a las fallas laborales, el estrés disminuye la capacidad de concentración y, por ende, la productividad. También las personas pueden somatizar enfermedades que van desde la gripe común hasta crisis asmáticas, o cuadros más graves como deficiencias inmunológicas, hipertensión arterial y depresión aguda, que las llevan a solicitar reposos constantes, hecho que empeora la relación con sus superiores.  

¡Que estés bien!!!        

domingo, 1 de marzo de 2015

Postergar o Procrastinar

Dejarlo para mañana, empezar un poco  más tarde o hacerlo en otro momento con más tranquilidad son frases y desiciones que abren la puerta de la postergación, la procrastinación, el aplazamiento, la distracción, el fracaso, la culpa y muchas adiciones.
 
Cada postergación resta tu autoestima debido a una doble razón en primer lugar el mensaje de fondo que te das es yo no puedo ahora cuando en realidad si puedes y en segundo lugar porque cuando postergas y no lo haces en ese momento, ni mañana, ni pasado mañana y solo cuando la urgencia o lo inevitable aflora te pones en marcha haciendo que el riesgo de error se dispare y la actividad sea la que sea se convierta en desagradable.
Obviamente  solo aplazas lo postergable porque lo urgente no se puede postergar pero tal vez alli reside la trampa porque muchas veces lo no urgente es precisamente lo más importante y termina convirtiendose en urgente justamente por haber sido postergado. Asi de esta forma pasas a la acción pagando una cuota muy alta de estrés e insatisfacción y con los resultados mediocres que conllevan las prisas de la urgencia, porque donde no pusiste la voluntad, la disciplina y la planificación ahora tienes que poner velocidad,urgencia y apresuramientos.

Procrastinación y postergación son sinónimos y son siempre un indicador de baja autoestima porque denotan inseguridad y desconfianza personal, a veces guardan relación con el perfeccionismo y el miedo al fracaso, pueden acompañar a personas con TDAH y con mucha frecuencia aparecen en la depresión  y con ella crecen y se consolidan. 

Las procrastinación se convierte en un trastorno de comportamiento cuando pasa a ser un hábito de conducta y retrasa las actividades más importantes sustituyendolas por otras irreleventes o más agradables de manera constante o más habitual. La postergación se nutre de la satisfacción inmediata, del placer fácil, la tendencia al abandono y la dejadez, de la ley del menor esfuerzo y el temor al fracaso y al conflicto. Es el caldo de cultivo de muchas de las adicciones del siglo XXI como comer por ansiedad y de manera desordenada, el  sexo compulsivo, las compras impulsivas, prolongar las jornadas de trabajo más alla de lo necesario, estar horas jugando en el casino, leyendo información irrelevante, utilizando el deporte como un escape, pasar horas sentado viendo TV o perdido en internet. Todos estos  distractores adictivos son caramelos venenosos y los complices empalagosos de la postergación, con ellos miras a otro lado en lugar de hacer frente a lo que es verdaderamente importante y asi el malestar, la culpa, la dejadez y el deterioro se van haciendo progresivos y cada vez más invalidantes.

Afortunadamente existen estrategias para hacer frente a la postergación pero ninguna de ellas va a funcionar si no tienes la determinación de llegar hasta el final.

ESTRATEGIAS PARA COMBATIRLA:

1) Toma conciencia de aquellos pensamientos que te llevan a dejar la tarea para después.
2)  Identifica el seductor diálogo interior que te invade y preparate para resistir haciendo caso omiso al mismo de manera inflexible.
3)  Reeduca tu voluntad para que persista la fuerza necesaria y continúe focalizado tu objetivo.
4)  Utiliza un lenguaje motivador y estimulante contigo mismo acerca de lo bien que te vas a sentir cuando hayas terminado la labor.
5)  Si no sabes por donde empezar una actividad y te resulta ardua o penosa por el tamaño o volumen que posee, y sientes que te desborda, primero obten calma y no te desanimes, en seguida divide la misma en subtareas que te ayuden a llevar una secuencia más óptima de logro.
6)  Comienza por alguna tarea sencilla  con el criterio de animar y elevar óptimamente tu desempeño.
7)  Cuando te encuentres en dominio de esta nueva marcha procede entonces a elaborar una guía marcando el orden de ejecución y de prioridad, definiendo bien los tiempos de cada una pues buscaras el cumplimiento adecuado y puntual de los mismos.

Para finalizar aunque es bueno tener un adecuado nivel de exigencias, en ocasiones no hay más remedio que bajar este nivel e intentar ser realistas con las propias capacidades.
Conviene aclarar  que hay épocas en las que uno rinde más, está más centrado, tiene más vitalidad y energía; y sin embargo, otras en las que todo se hace más cuesta arriba.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de organizarnos y planificar el día porque para organizarse es bueno aprender también a diseñar planes de acción que ayuden a resolver posibles problemas que se nos puedan presentar.
Para ello es conveniente aprender a identificar cuál es realmente el problema, valorar si dispones de recursos suficientes para solucionarlos y por último diseñar un plan para solucionar el problema solos o solicitando asesoría.

En estos casos es muy beneficioso aprender a contar con la ayuda de los demás y no tener miedo a la hora de pedir el apoyo de algún profesional si consideramos que dicho inconveniente nos tiene aún bajo su yugo. 

¡Que estés bien!!!





miércoles, 25 de febrero de 2015

PERDONAR

No significa que estés de acuedo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. 
Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

En esta sesión me gustaría hablar de perdonar, pero con un sentido nuevo, hasta descubrir que realmente no hay nada que perdonar. Pero en la vida nos encontramos con conductas en nuestra relaciones que aun en el conocimiento de que "no hay nada que perdonar" tenemos que manejar de manera que sean positivas para nuestro cuerpo y nuestra alma, sin perder de vista de que muchas veces nos es más fácil ver la sombra de los demás que nuestra propia sombra.

El primero de los errores es creer que cuando se perdona, estamos haciendo un favor a la otra persona. Y nada más lejos de eso. La experiencia nos dice que cuando guardamos rencor a otra persona, somos los únicos lastimados: podemos pasar noches sin dormir rumiando venganza e imaginando que vamos hacer para desquitarnos y es muy posible que el otro esté durmiendo tranquilamente.

Nos equivocamos también cuando pensamos que perdonar es perder, cuando realmente el que perdona gana. El odio ata, nos hace dependientes y en cambio el perdón libera, rompe los lazos que nos mantenían unidos al agresor a través de la ira.

Otras veces pensamos que perdonar es justificar. Que se trataría algo así como de comprender o “aquí no ha pasado nada". Y esto no es así. 

Perdonar NO ES JUSTIFICAR una conducta errada, justificar una ofensa o autojustificarnos. Cuando se perdona, uno reconoce que el otro ha obrado mal, ha cometido un hecho más o menos grave, pero aún así se decide perdonarporque se decide apostar por la propia salud y por el bienestar interior. No se trata de disculpar al otro y liberarlo de la "culpa", mas bien se está buscando liberarse de sentimientos tóxicos. Tampoco se trata de convertirse en cómplice de lo injusto, sino elegir una higiénica actitud de vida.

Es la buena ocasión para poner luz en nuestra propia sombra, verla, reconocerla e iluminarla.

Otras veces pensamos que perdonar es olvidar, y tampoco es eso, pues entre otras cosas porque el olvidar o no algo, va a depender de la memoria que tengamos, si bien las ofensas tienden a recordarse por la carga emotiva que llevan. El hecho de que uno no olvide, no significa que no perdone. Uno puede recordar hechos dolorosos sin tener el desgaste del resentimiento y el rencor. Incluso conviene recordar para evitar ser herido de nuevo .

Otras veces pensamos que perdonar es restaurar las cosas al nivel que estaban antes del enojo. Que si uno perdona a un amigo, debe devolverle la amistad o si alguien te traiciona, con el perdón la confianza viene recuperada. Pero esto no siempre es así. No siempre se puede; más aun en ocasiones no resulta prudente devolver la confianza a quien nos ha engañado y a pesar de ello se puede perdonar.

Perdonar no implica reponer los sentimientos y afectos, ni impide reclamar lo que en justicia se merece, en el caso de derechos violados, ni de que el otro reciba el castigo que en justicia merece, siempre y cuando no se busque la venganza personal, sino la justicia.

Otra cosa que se piensa es que para perdonar a alguien, el otro tiene que venir a pedirnos disculpas, se espera el arrepentimiento para otorgar el perdón, el reconocimiento de la ofensa por parte del otro. Si esto fuera así, la posibilidad de todo el beneficio de ejercer el perdón, no estaría en nuestras manos . Dependería de que nos quisiera o no dar la oportunidad de perdonar… 
Para perdonar no es preciso que el otro nos pida disculpas, ni que reconozca nada, ni que se arrepienta. Efectivamente es así y entonces reconocer que  Uno no juega a ser Dios cuando perdona al otro resulta tremendamente liberador. Es para sanarnos a nosotros mismos, para restaurar el vínculo con nuestra Divinidad que el ego rompe por ignorancia,  que necesitamos reconocer lo que ha pasado, reconocer nuestra sombra, iluminarla e integrarla.

Cuando perdonamos a otros, lo hacemos para quedarnos libres de la violencia que hemos sufrido y de sus secuelas. Estamos en el nivel de las relaciones entre hombres y no en el nivel espiritual que pertenece al campo de la fe que cada uno tenga.

Y si perdonar no es olvidar, ni justificar, ni esperar las disculpas, ni restaurar una relación ¿Qué es el perdón? 
 EL PERDON ES ANTE TODO UNA DECISION que cada uno puede tomar o no, según le parezca; es independiente del sentimiento, y de lo que el otro haga. Y es una decisión personal. No es necesario hablar con quién nos ofendió porque lo que se busca es liberarse del odio y resentimiento reactivo. "Se realiza silenciosamente en el corazón de cada uno, como una plegaria sencilla e íntima".
¿Y cómo saber si uno ha perdonado? Se ha perdonado, primero cuando ya no se desea el mal al otro; segundo cuando se renuncia a la venganza y tercero cuando uno es capaz de ayudar al ofensor si se le ve con una necesidad que podemos solventar.
Perdonarnos y perdonar a los demás es apostar por la alegría, por la salud, es apostar por la vida, es cerrar las puertas a la tristeza, a la amargura y a la larga o a la corta a la enfermedad.
Al final es únicamente deshacer el error y la ignorancia.

¡Que estés bien!!!