Lo único que tienes que hacer es identificar mentalmente, con claridad y visión positiva, lo que realmente quieres y no perder la visión sin importar los problemas que aparezcan en el camino debes construir un plan y propósito que te permitan reprogramar los patrones negativos actuales para tener una nueva visión positiva y constante.
lunes, 16 de noviembre de 2015
miércoles, 4 de noviembre de 2015
viernes, 30 de octubre de 2015
viernes, 20 de marzo de 2015
Creencias
Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo material.
Las creencias son ideas cristalizadas en nuestra mente sobre
determinados temas o cuestiones. Generalmente, como casi todo nuestro
repertorio de respuestas grabadas en nuestro inconsciente, se crean en los
primeros años de vida. El proceso se da de la siguiente forma: se nos dice algo
o escuchamos una frase, habitualmente de una persona significativa de nuestro
entorno; padre, madre, hermanos, profesores o similares, que afirman o niegan
algún concepto sobre una persona, cosa o circunstancia.
Por ejemplo "si continuas llorando así te convertirás en un
tonto", o "por lo menos eres lista, ya que de guapa nada".
Estas afirmaciones, conforme se reiteran o se enfatizan más, se van
grabando en nuestro "disco duro" de la personalidad. Cuando más
pequeños somos, cuando con la persona que nos lo dice tenemos un lazo afectivo
más profundo, cuando ese discurso se prolonga en el tiempo y sistemáticamente,
se graba con mayor precisión.
Es como un disco de música; cuando el cantante ensaya diariamente
(discursos repetitivos), cuenta con instrumentos más adecuados (gestos,
miradas, acciones) y lo hace durante un tiempo considerable para perfeccionarlo
(años), mejor se graba. Después sólo resta insertarlo en un reproductor
(mente), que alguien pulse el play (estímulo externo o interno) y escucharemos
la música (creencias). Aún cuando esa música nos aturda, nos confunda y nos
haga sufrir, continuamos escuchándola.
Así ocurre con nosotros; cuando a través de los años y reiteradamente
escuchamos y/o vemos determinadas ideas y actos, éstos se graban impecablemente
y después sólo resta apretar un botón, que puede ser un comentario, una palabra
o un pensamiento, para que se active.
Lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno es la verdad
para nosotros. Son las creencias internas que se fueron conformando desde la
infancia y son las que crean actualmente nuestras experiencias en el mundo
material.
A partir de las experiencias infantiles y sostenidas por las creencias
que aprendimos, tendemos a re-crear las personas, las situaciones y los
ambientes emocionales de la infancia. Eso no está bien ni mal, es sólo lo que
sabemos hacer con el bagaje que tenemos.
Rigen nuestra vida en todos los ámbitos, aunque no tengamos conciencia
de ellas. Actúan silenciosamente cada vez que nos enfrentamos a una situación
que las dispara.
Las podemos observar habitualmente en las relaciones más cercanas;
cuando nos volcamos excesivamente a nuestros padres, o a los hijos, con el
deseo oculto de que ellos nos devuelvan lo mismo, o lo reconozcan mínimamente,
pero, paradójicamente parece que ocurre justo lo contrario; nunca están
conformes con lo que le damos. Entonces nos enfadamos con nosotros mismos y con
los demás; con nosotros por considerarnos "tontos por pensar tanto en los
demás " y con ellos porque no se dan cuenta.
Hasta que no me percato de que debajo de esas conductas mías de
sobreprotección está escondida la creencia de que debo hacer cada vez más por
los demás para que me aprecien o me quieran, no cambiaré mi percepción sobre la
relación y por ende, mi conducta.
Si pudiéramos ir al origen de cómo se formaron estas ideas de que no soy
suficientemente buena como madre, o como hija, seguramente encontraríamos un
modelo que he adoptado a partir de ideas que fuí absorbiendo a través de
palabras, actitudes e incluso pensamientos de mi entorno.
Cuando somos pequeños generalmente no cuestionamos lo que se nos dice,
lo integramos a nuestro archivo mental y pasa a formar parte de los conceptos y
creencias que guían nuestras acciones.
Puede también ocurrir con la pareja; habitualmente me encuentro diciendo
¿"Por qué siempre elijo este tipo de hombre... o de mujer.."? ¿Por
qué acepto que me haga tal o cual cosa?
Es muy probable que en el ámbito familiar se nos haya dicho que
"siempre hay que tener a alguien a tu lado que te ayude", dejando
constancia no sólo con palabras, sino con hechos, que esto también implicaba
aceptar situaciones indignas e irrespetuosas como insultos, actitudes
despreciativas o infidelidades. Por lo tanto, no es nada inusual que nuestras
parejas hayan tenido o tengan conductas similares y que nosotros las aceptemos
como "normales".
En el ámbito laboral, a pesar de la crisis, siempre pueden surgir
posibilidades de ascensos, o nuevas responsabilidades, que implican no sólo
incremento del salario sino un avance en la profesión, pero si el miedo me
paraliza, si no me siento capaz de superar ese reto, si continuamente me surgen
pensamientos tales como "estoy seguro que no doy la talla" o "a
mí siempre me pasa lo peor"; las creencias limitadoras están actuando y
están frenando mi creatividad, mi espontaneidad para mostrar todas mis potencialidades
y es muy probable que pierda esa oportunidad.
Si a partir de ahora decides cambiar las ideas que te hacen experimentar
dolor y sufrimiento, puedes hacerlo.
Nadie, ninguna persona, lugar o cosa tiene poder alguno sobre tí, porque
en tu mente el único que piensa eres tú... El Universo te apoya totalmente en
todo lo que decides pensar y creer. No lo cuestiona ni lo juzga, sólo se limita
a reflejar tus creencias en la vida cotidiana.
En nuestra conciencia no sólo tenemos internalizadas las creencias limitadoras
sino también, y agraciadamente, las potenciadoras.
Las limitadoras son un freno a la libertad e independencia a la hora de
tomar decisiones o de realizar cambios que me beneficiarán.
Las potenciadoras en cambio, son las que me animan e incentivan a
evolucionar, a progresar: "soy capaz de lograrlo... siempre he sorteado
todas las dificultades... los cambios son buenos... siempre hay algo que
aprender...". Me recuerdan que el poder y las decisiones de mis actitudes
ante lo que me sucede, ESTÁN DENTRO DE MÍ.
Te propongo liberarte de las siguientes creencias limitadoras que generan
experiencias negativas en tu vida y recrear y reforzar las CREENCIAS
POTENCIADORAS que te guían hacia el éxito y la prosperidad; ES TU
DECISIÓN:
1.Deja de ser
ingrato.
No importa lo bien o lo mal que te ha ido, levántate
de la cama agradecido por tener vida. Hay quienes, en algún lugar, luchan por
ella desesperadamente. En lugar de pensar en lo que te hace falta, intenta
pensar en lo que tienes y que a muchos les hace falta.
2.Deja de preocuparte demasiado.
Preocuparse no le quita problemas al día de mañana, le quita felicidad al
día de hoy. Una manera de saber si vale la pena preocuparse es plantearse la
siguiente pregunta: “¿Importará esto dentro de un año? ¿Tres años? ¿Dentro de
cinco años?” Si la respuesta es negativa, entonces no vale la pena darle más
vueltas al asunto.
3.Deja de culpar a los demás de
tus problemas.
La capacidad de alcanzar tus sueños depende de tu capacidad de hacerte
responsable de tu vida. Cuando culpas a los demás de lo que te pasa, estás
rechazando esta responsabilidad: Le das poder a otros sobre una parte de tu
vida.
4.Deja de actuar como si todo
estuviera bien cuando no lo está.
Está bien quebrarse de vez en cuando, no tienes que pretender ser fuerte,
no hay necesidad de probarle a nadie que todo está perfectamente todo el
tiempo. No debería preocuparte lo que los demás piensan. Llora si lo necesitas,
es saludable dejar fluir esas lágrimas. Cuanto más pronto lo hagas, más pronto
serás capaz de sonreír de nuevo, sonreír de verdad.
5.Deja de seguir el camino más
fácil.
La vida no es fácil, especialmente cuando planeas realizarte en algo que
vale la pena. No tomes la alternativa más fácil siempre, haz cosas
extraordinarias.
6.Deja de intentar que las cosas
sean perfectas.
El mundo real no recompensa a los perfeccionistas, recompensa a las
personas que hacen las cosas en tiempo y forma.
7.Deja de desperdiciar el tiempo
explicando tus razones a los demás.
Tus amigos no lo necesitan y tus enemigos ni siquiera lo creerán. Sólo haz
lo que tu corazón te dice que es correcto.
8.Deja de permitir que otros te
bajen a su nivel.
Niégate rotundamente a rebajar tus estándares para adaptarte a quienes se
niegan a elevar los suyos.
9.Deja de guardar resentimiento.
No vivas tu vida con odio en el corazón. Terminarás lastimándote a ti mismo
más de lo que las personas que odias podrían. El perdón no es sólo decir: “Está
bien lo que me hiciste”, es poder decir: “No voy a dejar que lo que me hiciste
arruine mi felicidad para siempre”. El perdón es la respuesta, déjalo ir,
encuentra la paz, ¡Libérate! Y recuerda, el perdón no es sólo para las demás
personas, también es para ti mismo. Si debes, perdónate a ti mismo, supéralo e
intenta hacerlo mejor la siguiente ocasión.
10.Deja de quejarte y de sentir
pena de ti mismo.
La vida tiene sus altibajos por una razón: para moldear tu camino en la
dirección correcta para ti. Puede que no veas o entiendas todo en el momento en
que sucede, eso puede ser muy duro. Pero recuerda los momentos difíciles que ya
has pasado: Casi siempre nos llevan a mejores lugares, personas, estados
mentales o situaciones, eventualmente. ¡Así que sonríe! Deja que todos sepan
que hoy eres mucho más fuerte que ayer, y así continuarás.
11.Deja de lado los celos.
Los celos son el arte de contar las bendiciones ajenas en vez de las
propias. Pregúntate esto: “¿Qué es lo que tengo yo que todos los demás
quieren?”
12.Deja de ser pasivo.
No pienses demasiado las cosas o crearás un problema que ni siquiera estaba
ahí en primer lugar. Evalúa las situaciones y toma acciones decisivas. No
puedes cambiar cuando te rehúsas a confrontar las cosas, el progreso implica
riesgo, ¡Punto! No puedes llegar a segunda base si tienes un pie en la primera.
13.Deja de buscar la felicidad
exclusivamente en otros.
Si no eres feliz con quien eres por dentro, no serás feliz en una relación
de largo plazo con cualquier otra persona. Primero tienes que crear estabilidad
en tu propia vida, antes de que puedas compartir la vida con alguien más.
14.Deja de intentar comprar la
felicidad.
Muchas de las cosas que deseamos son caras. Pero la verdad es que las cosas
que en verdad nos satisfacen son totalmente gratis: el amor, las carcajadas y
trabajar en nuestras pasiones.
15. Deja de pasar tiempo con las
personas equivocadas.
La vida es muy corta como para gastarla junto a personas que succionan tu
energía y felicidad. Si alguien te quiere en su vida, harán espacio para ti, no
deberías pelear por un lugar. Nunca jamás insistas con alguien que te pasa por
alto. Recuerda que los verdaderos amigos no son necesariamente aquellos que se
quedan contigo en los buenos tiempos, sino los que permanecen en las peores
situaciones.
¡Que estés bien!!!
Dificultades de pareja
Suponemos que la relación de pareja es el marco ideal en el que uno
puede expresar sus sentimientos con mayor libertad; pero en la práctica, sucede
con demasiada frecuencia, que las parejas tienen verdaderas dificultades para
informar eficazmente a su compañera/o de lo que están sintiendo.
Veamos este ejemplo: Julio se quedó sin trabajo hace un año, Rosa apenas
gana lo necesario para la comida y el estudio de los chicos. Ella se queja con
los amigos y Julio se siente humillado públicamente.
Cuando están en la intimidad familiar él no habla y contesta agresivamente
cuando ella le pregunta algo. Ella se resiente, dice que además de ser quien
sostiene la casa tiene que soportarle el mal genio. Sospecha que tiene otra
mujer.
Cada día es peor. No hay propuestas ni acciones reales para solucionar el
problema. Todo comentario se interpreta inadecuadamente de parte y parte.
Procuran llegar a la casa tarde para evitar el encuentro hasta que deciden
separarse.
¿Qué pasó? ¿Es que son pareja nada más en las buenas?
El paso del tiempo y las dificultades propias de la convivencia hacen que
aparezcan las primeras crisis y una sensación de desencanto porque no se
están cumpliendo las expectativas que se habían creado, entonces surge la
tentación de culpar al otro de esta situación.
Existen, básicamente, dos patrones de estados de ánimo: los negativos,
tales como la decepción, ira, depresión, frustración, enfado, etc. Y los
positivos, alegría, cariño, amor, admiración, o recompensa. Cuando tratamos de
expresar ambos tipos de sentimientos, surgen dificultades que vamos a
detallar a continuación:
Muchas parejas tienden a evitar, a toda costa, expresar la frustración, el disgusto o incluso la ira, ya que, con demasiada frecuencia en el pasado, la expresión de tales sentimientos fue tan solo el comienzo de una disputa, debido a las múltiples acusaciones que tales quejas implicaban.
Creemos que el "quid" de la cuestión está, fundamentalmente, en como expresar estos sentimientos, sin que causen, en el que escucha, una sensación de crítica, una impresión destructiva.
¿Cómo conseguimos este nuevo efecto en nuestro/a compañero/a? es decir, ¿cómo podemos expresar el enfado que nos produce el comportamiento de nuestra pareja, sin que él o ella se sienta agredido y criticado? Podemos comenzar especificando aquello que el otro hace o deja de hacer que nos provoca los sentimientos negativos. Coméntale que tienes un problema con eso que está ocurriendo. Después, conseguiremos que él o ella no se sienta ofendido/a si nos "adueñamos del sentimiento", es decir, no eres tu quien me irritas o me enfadas, sino yo él que se siente de ese modo. Y por último, podemos realizar una petición específica y concreta de que se podría hacer para mejorar esa situación, : solicitamos a nuestra pareja que modifique alguna acción en el presente o en el futuro, que nos ayude a resolver algún problema o incluso que únicamente se preste a comentar la dificultad en otro momento.
Pero ¿cómo expresar todo esto sin que la comunicación se convierta en una batalla campal? Si acusamos al otro, si somos agresivos, insultamos o sobregeneralizamos, si revisamos todos los ejemplos del pasado, si rumiamos el problema y lo presentamos como algo que hemos estado "guardándonos", si interpretamos las motivaciones del otro, leyendo su pensamiento, etc. nuestra pareja se sentirá agredida y responderá a nuestro ataque defendiéndose: conclusión, habrá comenzado la reyerta.
Si por el contrario, expresamos nuestros sentimientos de una manera directa, espontánea, describiendo el comportamiento del otro, refiriéndonos sólo al presente, sin revisar todos los ejemplos del pasado, si somos empáticos comprendiendo la postura del otro, expresando explícitamente que entendemos la postura del otro, si tomamos una actitud activa ante el problema, haciendo ver que es algo que se puede solucionar, etc. probablemente nuestro/a compañero/a sentirá que tiene la capacidad de ayudarnos a superar el problema y que el cambio que solicitamos es posible.
Pero no podemos olvidarnos de otro tipo de sentimientos, los positivos: tales como la expresión de afecto, de cariño, de admiración, de recompensa, etc. Parece que lo "normal" es que la expresión de estos sentimientos disminuya con el paso del tiempo en una relación duradera. A veces puede parecer hasta innecesario recordarle a nuestra pareja que la seguimos queriendo. Es más, no nos sorprende ver una pareja de jóvenes adolescentes expresarse su afecto en un parque, pero nos asombra incluso de forma negativa, si se trata de dos adultos acaramelados. Pero, el deseo que las personas tienen por escuchar de mano de su compañero/a la expresión de esos sentimientos no se pierde con el tiempo. ¿y entonces? ¿cuáles son las razones por las que dejamos de hacerlo? ¿cuál es la razón de que la tasa de expresiones positivas decaiga con el tiempo? Una persona no expresiva, seguramente nos conteste que su pareja ya conoce sus sentimientos, que ya sabe lo que siente por ella, etc. Pero, al decirlo, muy posiblemente esté ocultando su propia vergüenza y falta de habilidad a la hora de expresar dichos afectos. Pero esta no debería ni debe ser las causa de que una relación se marchite y muera.
El refuerzo real, es decir, lo que en verdad nos recompensa, y nos anima a corresponder, es distinto en cada persona. Cada individuo concede un peso específico distinto a las cosas y por lo tanto no todo nos gusta a todos y ni siquiera en el mismo grado. Por lo tanto, debemos investigar que es lo que realmente refuerza a nuestra/o compañera/o. A qué tipo de cosas concede importancia y a cuáles no, en definitiva, que factores tienen el poder de "comprometer" a nuestra pareja en el refuerzo mutuo.
Si reforzamos eficazmente a nuestra pareja, ella se sentirá en la "obligación" de devolver el cumplido, de agradarnos y corresponder; y así aumentaremos la tasa de intercambios positivos, convirtiéndonos en una fuente de gratificación y apoyo para nuestra/o compañera/o.
Muchas parejas tienden a evitar, a toda costa, expresar la frustración, el disgusto o incluso la ira, ya que, con demasiada frecuencia en el pasado, la expresión de tales sentimientos fue tan solo el comienzo de una disputa, debido a las múltiples acusaciones que tales quejas implicaban.
Creemos que el "quid" de la cuestión está, fundamentalmente, en como expresar estos sentimientos, sin que causen, en el que escucha, una sensación de crítica, una impresión destructiva.
¿Cómo conseguimos este nuevo efecto en nuestro/a compañero/a? es decir, ¿cómo podemos expresar el enfado que nos produce el comportamiento de nuestra pareja, sin que él o ella se sienta agredido y criticado? Podemos comenzar especificando aquello que el otro hace o deja de hacer que nos provoca los sentimientos negativos. Coméntale que tienes un problema con eso que está ocurriendo. Después, conseguiremos que él o ella no se sienta ofendido/a si nos "adueñamos del sentimiento", es decir, no eres tu quien me irritas o me enfadas, sino yo él que se siente de ese modo. Y por último, podemos realizar una petición específica y concreta de que se podría hacer para mejorar esa situación, : solicitamos a nuestra pareja que modifique alguna acción en el presente o en el futuro, que nos ayude a resolver algún problema o incluso que únicamente se preste a comentar la dificultad en otro momento.
Pero ¿cómo expresar todo esto sin que la comunicación se convierta en una batalla campal? Si acusamos al otro, si somos agresivos, insultamos o sobregeneralizamos, si revisamos todos los ejemplos del pasado, si rumiamos el problema y lo presentamos como algo que hemos estado "guardándonos", si interpretamos las motivaciones del otro, leyendo su pensamiento, etc. nuestra pareja se sentirá agredida y responderá a nuestro ataque defendiéndose: conclusión, habrá comenzado la reyerta.
Si por el contrario, expresamos nuestros sentimientos de una manera directa, espontánea, describiendo el comportamiento del otro, refiriéndonos sólo al presente, sin revisar todos los ejemplos del pasado, si somos empáticos comprendiendo la postura del otro, expresando explícitamente que entendemos la postura del otro, si tomamos una actitud activa ante el problema, haciendo ver que es algo que se puede solucionar, etc. probablemente nuestro/a compañero/a sentirá que tiene la capacidad de ayudarnos a superar el problema y que el cambio que solicitamos es posible.
Pero no podemos olvidarnos de otro tipo de sentimientos, los positivos: tales como la expresión de afecto, de cariño, de admiración, de recompensa, etc. Parece que lo "normal" es que la expresión de estos sentimientos disminuya con el paso del tiempo en una relación duradera. A veces puede parecer hasta innecesario recordarle a nuestra pareja que la seguimos queriendo. Es más, no nos sorprende ver una pareja de jóvenes adolescentes expresarse su afecto en un parque, pero nos asombra incluso de forma negativa, si se trata de dos adultos acaramelados. Pero, el deseo que las personas tienen por escuchar de mano de su compañero/a la expresión de esos sentimientos no se pierde con el tiempo. ¿y entonces? ¿cuáles son las razones por las que dejamos de hacerlo? ¿cuál es la razón de que la tasa de expresiones positivas decaiga con el tiempo? Una persona no expresiva, seguramente nos conteste que su pareja ya conoce sus sentimientos, que ya sabe lo que siente por ella, etc. Pero, al decirlo, muy posiblemente esté ocultando su propia vergüenza y falta de habilidad a la hora de expresar dichos afectos. Pero esta no debería ni debe ser las causa de que una relación se marchite y muera.
El refuerzo real, es decir, lo que en verdad nos recompensa, y nos anima a corresponder, es distinto en cada persona. Cada individuo concede un peso específico distinto a las cosas y por lo tanto no todo nos gusta a todos y ni siquiera en el mismo grado. Por lo tanto, debemos investigar que es lo que realmente refuerza a nuestra/o compañera/o. A qué tipo de cosas concede importancia y a cuáles no, en definitiva, que factores tienen el poder de "comprometer" a nuestra pareja en el refuerzo mutuo.
Si reforzamos eficazmente a nuestra pareja, ella se sentirá en la "obligación" de devolver el cumplido, de agradarnos y corresponder; y así aumentaremos la tasa de intercambios positivos, convirtiéndonos en una fuente de gratificación y apoyo para nuestra/o compañera/o.
Debemos tener en cuenta que en toda relación de
pareja hay elementos que suman y otros que restan,es indispensable analizar los hechos, con actitud tolerante y comprensiva,
buscando más allá de las causas aparentes, las raíces profundas del problema.
¡Que estés bien!!!
viernes, 13 de marzo de 2015
INVIERTE EN TI
Si vives para complacer y permitirles a los demás que
se aprovechen de ti, no tendrás la posibilidad de cumplir tus sueños ni
tampoco de tener una vida plena.
Muchas personas creen que pensar bien de ellas
mismas, valorarse y tomar en cuenta sus deseos y necesidades al momento de
plantearse metas, tomar decisiones y establecer límites sanos en relación con
otras personas, puede ser egoísta. Pero lo cierto es que si no se incluyen en
la planificación diaria que hacen, no tendrán la posibilidad de cumplir sus
sueños ni tampoco de tener una vida plena.
Mantener el balance en todo momento es
determinante para no perdernos en la confusión que pueden causarnos, al momento
de actuar, la necesidad, el temor, la ambición, la envidia y el verdadero
egoísmo. Claro que es positivo compartir con los demás y actuar con desinterés
y buena intención, pero también es necesario aprender a hacerlo con conciencia
y respeto hacia nosotros mismos. Para lograrlo, es necesario apreciarnos; es
decir, fortalecer nuestra estima para sentirnos a gusto con quienes somos, y
tener la confianza de que seremos capaces de superar la dificultad para salir
adelante, transformar nuestro estilo de vida y conseguir nuestros sueños.
El primer paso consiste en aceptarnos como somos,
con nuestras limitaciones y cualidades, como si fuéramos un enorme paquete de
regalo que contiene una serie de características personales que nos hacen
únicos y especiales. Aceptarnos no significa que perdemos el deseo de
superarnos ni que dejamos de estar conscientes de la importancia que tiene
mejorar ciertos aspectos de nuestra personalidad, sino que renunciamos a la
necesidad de compararnos y de buscar la aprobación de los demás.
Generalmente es en nuestra mente donde libramos la
mayor batalla, pues la imagen empobrecida que tenemos de nosotros, la culpa y
el resentimiento que guardamos, nos impiden reconocer y valorar nuestras
cualidades, talentos y características positivas, convirtiéndonos así en el
obstáculo más grande a vencer.
La mayoría de las veces, ni siquiera los
cumplidos, el reconocimiento y las frases cariñosas que recibimos de los demás,
logran que cambiemos esa imagen tan negativa que tenemos. Pensar bien de
nosotros no tiene nada de malo si el producto positivo de lo que pensamos,
sentimos y elegimos lo compartimos con los demás. Para experimentar un vida
plena y disfrutar de relaciones más satisfactorias necesitamos saber quiénes
somos; de lo contrario, la inseguridad y la necesidad de depender de otros hará
que nos sintamos afectados por el comportamiento y las diferentes actitudes que
puedan adoptar. Vivamos la sensación de tener la fuerza interior capaz de
ayudarnos a cambiar o a superar cualquier situación de limitación que se nos
presente en la vida.
Somos nosotros quienes les enseñamos a los demás cómo es que van a
tratarnos. Empieza a respetarte, a valorarte y a tomarte en cuenta para que
otros aprendan a hacerlo. Esto te llevará a considerar, respetar, aceptar y
tratar bien a los demás.
Guía para mejorar tu salud mental
cada día
Intenta
llevar a cabo las siguientes indicaciones para ayudarte a planear una semana
que haga que te sientas bien, por dentro y por fuera. Estas indicaciones pueden ayudarte a
manejar cualquier bloqueo de tipo emocional que pudieras estar atravesando asi como también utilizarlas como guía para elaborar tu propio plan semanal:
Domingo. Relájate.
Intenta
meditar, dar un paseo por la naturaleza o hacer cualquier otra actividad que te
resulte relajante y entretenida. La reflexión tranquila, en solitario o en
compañía de otras personas, puede mejorar tu estado mental, fortalecer tu
identidad personal y social, y alejarte del horario agitado del resto de la
semana para cargarte de energía para la semana que empieza.
Lunes. Elabora un plan.
Decide
qué tareas necesitas terminar durante la semana y elabora un plan sobre
el modo y el horario para hacerlas. Si estás sobrecargado de trabajo, decide
qué puede esperar una semana o dos. Si no tienes un horario muy apretado,
planea algunas actividades que has estado esperando poder hacer.
Martes. Rodéate de personas que te apoyen.
Haz
planes con miembros de tu familia o amigos, o busca actividades en las
que puedas conocer nuevas personas, como un curso, un grupo de ayuda, un
deporte... Vuelve a quedar con alguien con quien habías perdido el contacto y
recuerda viejos tiempos.
Miércoles. Cuida tu cuerpo.
Cuidar
tu cuerpo puede mejorar también tu salud mental. El miércoles puede ser el día
de dedicar un cuidado especial a tu cuerpo y de comprobar si estás llevando un
estilo de vida sano y tomar las medidas necesarias si no es así. Asegúrate de
que estás tomando comidas nutritivas, evita el tabaco, utiliza las bebidas
alcohólicas con moderación, bebe mucha agua, duerme lo suficiente y haz
ejercicio regularmente.
Jueves. El día del altruismo.
Ofrécete
para algún trabajo voluntario para ayudar a otras personas. Te sentirás bien al
hacer algo tangible para ayudar a otras personas que lo necesitan y te servirá
para alejarte de tus propios problemas y verlos con más objetividad. También es
un buen modo de conocer gente nueva que comparte tus intereses.
Viernes. Amplía tus horizontes.
Crea
un cambio de ritmo o amplía tus intereses. Explora un nuevo hobby, llena tu
casa de plantas, planea un rato de senderismo o un viaje, busca lugares nuevos
en tu ciudad, toma clases de baile, aprende a tocar un instrumento o hablar
otra lengua...
Sábado. Valórate a ti mismo/a
Este puede ser el día para recordarte que has de tratarte
con respeto y amabilidad, ser condescendiente contigo, perdonar tus errores,
aceptar tus defectos (aunque proponiéndote mejorar) y evitar la autocrítica y
autocastigo. Examina las cualidades que tienes y que te gustan, tus logros y
tus capacidades. Repasa tus sueños y tus metas, analiza si vas por buen
camino para alcanzarlas, las medidas a tomar, etc. Lee libros o artículos que
te sirvan de ayuda en tu crecimiento personal.
¡Porque no podemos dar lo que no tenemos y sentimos adentro!
¡Que estés bien!!!
|
Recupera la calma
Nada es tan importante como para que pierdas la calma. Aquiétate y recupera tu salud emocional. No permitas que las circunstancias externas, te hagan perder de vista el valor de las cosas esenciales de la vida.
Cada día salimos a escena en el
teatro de la vida. Casi todas las situaciones que ocurren alrededor de
nosotros y que nos involucran de alguna manera, nos afectan y terminan
disminuyendo nuestro bienestar. Pareciera que estamos montados en el sube y baja
emocional de la vida, a ratos felices, tranquilos y de repente algo surge y
altera por completo nuestro estado emocional, dejándonos sumidos en una
profunda tristeza o con una gran rabia y sin podernos controlar... Son
tantas las emociones y los pensamientos que guardamos sin expresar o liberar
dentro de nosotros, que fácilmente perdemos el control responsable de nuestras
reacciones. Pero lo más grave, es que a partir de ese momento caemos en manos
de aquellos que teniendo más control y poder que nosotros, nos manejan y
afectan con sus actitudes, comentarios y decisiones. Como decía un
monje budista del siglo VII: “ Cuando experimentes rabia o tristeza, no digas
nada, no hagas nada. Quédate como un tronco” porque cualquier
cosa que digas o hagas no saldrá de ti realmente, sino del desequilibrio
emocional que estas sufriendo temporalmente y es posible que te arrepientas mas
tarde, cuando tus emociones se hayan calmado de lo que dijiste o hiciste...
Es preferible esperar hasta calmarte para actuar, porque una vez que la
emoción haya pasado podrás pensar de nuevo con mas claridad.
En ninguna escuela nos enseñan a
manejar las emociones negativas, en la mayoría de los casos ni siquiera somos
concientes de que las tenemos y que usamos contra nosotros mismos y contra los
demás. Cuando estamos rodeados de un grupo de personas negativas o
emocionalmente alteradas, es muy fácil contagiarnos y perder la claridad
mental. Por esta razón es muy importante no dejarnos afectar ni manipular por
los demás, que muchas veces se aprovechan de nuestras emociones exaltadas para
manipularnos y manejarnos a su antojo. Tomemos una posición en la vida de
acuerdo a nuestro propio criterio, evitemos hacerlo, dejándonos llevar por las
emociones negativas, que en un momento dado, nos impidan analizar la situación
con la claridad y la objetividad suficiente, como para formarnos un criterio
propio e imparcial de la situación que enfrentamos. Además, mientras mas
afectados estamos, mas equivocaciones cometemos y se nos convierte en un
circulo vicioso, que no podemos romper.
COMO LOGRAR CALMA.
TOMA
DISTANCIA. Imagina que subes a una montana para observar desde
lejos el problema que tienes. De esta manera, podrás hacerlo sin afectación
para analizarlo objetivamente y encontrar una solución. A veces necesitamos
buscar ayuda pues para una persona que no esta envuelta en la situación es mas
fácil ver una solución.
ESCRIBE
SOBRE LO QUE SIENTES. Toma un cuaderno y sin pensar mucho comienza
por anotar todo aquello que te agobia en este momento. Te sorprenderá ver con
que facilidad llenas las páginas con toda la información que tienes guardada
adentro de ti. Al final quema el papel imaginando que todas esos pensamientos y
emociones negativas se disuelven.
LIBERA
EL EXCESO DE ENERGIA. Cuando sientas que no te puedes controlar,
sal a caminar y ojala que puedas hacerlo al aire libre. El ejercicio te ayudara
a calmar tus emociones y a liberar las tensiones. Compartir la caminata
con tu pareja o con un amigo te permitirá conversar y relajarte más fácilmente.
TRANQUILIZATE:
Quien pierde el control pierde la batalla. Aquieta las emociones, toma una
respiración larga y profunda y dite a ti mismo: ahora estoy muy alterado, no
puedo pensar con claridad, me tomare el tiempo para pensar cuando no este tan
afectado. Luego coloca tu atención en otra situación preferiblemente positiva
para que puedas relajar y desconectar tu mente de esos pensamientos negativos
que te desequilibran emocionalmente.
TODO
PASA: Nada es absoluto, todo cambia, volvámonos mas flexibles,
tolerantes y positivos. Lo que hoy parece muy importante, mañana lo
recordamos con una sonrisa, el secreto de una vida feliz es no dejarse afectar
negativamente por las circunstancias externas, un disgusto te puede dañar el
día, piensa positivo y suavízate, la vida es demasiado corta para amargarse por
pequeñeces.
Dedica un rato cada día a relajarte y
reflexionar...
¡Que estés bien!!!
|
martes, 10 de marzo de 2015
Persona eficaz
La
persona eficaz sabe gestionar sus capacidades dedicando a cada objetivo el
tiempo y los recursos necesarios, consiguiendo lo que se pretende
Hay una serie de atributos personales que nadie desdeñaría:
buena imagen física, inteligencia, salud, optimismo, autoestima, cultura,
habilidad en las relaciones sociales, éxito en el trabajo...pero se nos olvida
algo: ser eficaces, esto es, conseguir lo que nos proponemos sin recurrir a
esfuerzos o medios distintos o superiores a los previstos. Entendemos por
eficacia la capacidad de alcanzar objetivos, siempre que estos sean razonables
y resulten coherentes con nuestra manera de ser y del contexto en que nos
movemos.
¿Cuántas veces hemos pensado que nos merecemos tener un mejor
trabajo, unas relaciones personales más fértiles y satisfactorias o una vida
emocional más intensa o equilibrada? Pues eso es la eficacia, la capacidad de
conseguir lo que se halla a nuestro alcance. Nuestra vida tiene más sentido si
se articula siguiendo las coordenadas de nuestro propio proyecto, en el que se
contemplan no sólo las metas, sino también los recursos con que contamos y las
amenazas y oportunidades que van a entorpecer o facilitar el proceso. La
habilidad de quien quiere crecer y ser eficaz parte de la identificación de los
obstáculos a afrontar y de los recursos a gestionar. Suena a los rigores
propios de un esquema laboral, pero previsión, cálculo y esfuerzo devienen
imprescindibles en la tarea de dotar de eficacia nuestra vida.
Muy
unida a la autoestima
Eficacia y autoestima son inseparables, ya que desarrollar la
autoestima no es otra cosa que aplicar la convicción de que somos competentes
para vivir. Hablamos de una competencia que no puede basarse en sensaciones y autoconvencimientos
sino en la realidad y en el esfuerzo y constancia que requiere alcanzar los
objetivos. La persona eficaz sabe gestionar sus capacidades dedicando a cada
tarea u objetivo el tiempo y los recursos necesarios, consiguiendo lo que se
pretende. El beneficio no sólo consistirá en la consecución del objetivo, sino
también en el refuerzo que recibimos al asentar y potenciar la confianza en
nosotros mismos. Esa base de confianza personal genera una seguridad
imprescindible para la autorrealización. Desenvolvernos desde esa confianza ha
de suponer que somos conscientes y responsables de nuestros actos. La
conciencia tiene que ser una luz permanente en nuestra vida, pero estará guiada
tanto por nuestra inteligencia "intelectual" como por la inteligencia
emocional.
Eficacia
y conciencia
No podemos hablar de eficacia si no somos conscientes de lo que
queremos conseguir, de qué medios vamos a emplear, de las circunstancias en que
operamos, y si no sabemos anticipar las dificultades con las que nos podemos
topar. Tendremos que ser conscientes de nuestro momento emocional, de nuestros
recursos y del apoyo exterior con que contamos. La inteligencia
"intelectual" nos permitirá discernir entre la forma de pensar
racional y la distorsionada. Los pensamientos distorsionados ocultan, ignoran o
disfrazan la realidad y harán estériles nuestros esfuerzos para conseguir lo
que nos proponemos. Son pensamientos distorsionados los filtrantes (se
toman los detalles negativos y se magnifican), los polarizados
(por maniqueos -blanco o negro-, impiden ver los matices), las generalizaciones
(se extrae una conclusión general de un simple incidente), las visiones catastróficas
(se espera el desastre) las personalizaciones
(todo lo que la gente hace o dice es en relación a nosotros), las interpretaciones y
sobreentendidos (creemos saber qué sienten y quieren los demás
y por qué se comportan de la forma en que lo hacen), la culpabilidad
(los demás son los responsables de nuestro sufrimiento, o al revés, nos
culpamos de los problemas ajenos), los "deberías"
(manejamos normas rígidas sobre cómo deberían actuar los demás e incluso
nosotros mismos), el razonamiento
emocional (lo que sentimos tiene que ser verdadero
automáticamente), el tener
siempre razón (nuestro objetivo principal es tener la razón
frente a los demás), la falacia
de la recompensa (esperamos "cobrar" algún día
nuestro sacrificio y abnegación. El resentimiento puede ser dañino cuando se
comprueba que la recompensa no llega).
La
inteligencia emocional
Implica la atención y manejo adecuados de nuestras emociones y
sentimientos. Tan importante como hacer un análisis racional de la realidad, es
ser conscientes de nuestro momento personal y de los recursos emocionales que
podemos desplegar para conseguir el objetivo que nos hemos propuesto.
Hemos de parar y darnos cuenta de cuáles son los sentimientos
que emergen en nosotros en relación con ese objetivo o con la circunstancia
emocional en que nos encontramos, y denominarlos por su nombre aun cuando sean
de rabia, vergüenza o envidia. Y reconocer que forman parte de nuestra vida y
que lo terrible no es sentirlos sino quedarnos enquistados en ellos,
paralizados y sin capacidad de reacción. Ser inteligentes emocionalmente exige
asumir esos sentimientos y hacernos responsables de ellos, calculando en qué
medida pueden interferir en nuestras respuestas; en algunos casos, bloquearán
la fluidez de nuestra acción y reducirán nuestra eficacia.
Tan imprescindible como ser inteligentes es utilizar bien
nuestras habilidades sociales o de comunicación, que comprenden una escucha abierta
(existen opiniones diferentes a las mías), empática (sé colocarme en el lugar
de la otra persona y así comprendo mejor lo que hace, dice o siente), incondicional
(no utilizo etiquetas ni juicios de valor hacia mi interlocutor) y respetuosa.
Obtener logros y ser eficaces requiere, además de un correcto
análisis de la realidad, de tener en cuenta quiénes somos y en qué momento
personal nos encontramos, una buena dosis de esfuerzo cotidiano y constante que
respete ese ritmo que hemos establecido por ser el que mejor se adapta a
nuestras posibilidades reales.
¡Que estes bien!!!
Estrés y Productividad
¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?
El estrés no siempre tiene una connotación negativa existe un estrés positivo y necesario para ser productivo. Esto es debido a que cuando se presentan situaciones de presión el organismo produce un mayor nivel de adrenalina para que se aceleren los procesos y la persona sea asertiva ante las exigencias impuestas por su entorno. Sin embargo cuando las exigencias son crónicas empieza a aparecer agotamiento, ya que llega un punto en que el organismo no responde ante ese estímulo negativo constante. Es allí cuando, de no emplearse las herramientas adecuadas, el individuo colapsa.
Quien pueda afirmar que su
jornada laboral sólo dura las ocho horas reglamentarias debería sentirse
afortunado, pues el entorno empresarial de hoy exige un mayor compromiso, un
mejor desempeño y, por supuesto, una mayor cantidad de horas de trabajo. Sin
contar con que la competitividad obliga a hacer cursos de especialización y
actualización constantes, y ni hablar del tiempo que debe dedicársele a la
familia y a las tareas del hogar. Esas demandas constantes obligan a buscar
mecanismos de adaptación, pero cuando hay un mal manejo de las situaciones de
estrés el organismo colapsa, generando síntomas que pueden ir desde una simple
sensación de fatiga, hasta la somatización de enfermedades y, en casos más
graves, depresiones crónicas.
La mitad de los pacientes que llega a
las consultas presenta un estrés laboral crónico. Esto viene dado, por una tendencia mundial que le exige al individuo demandas cada vez mayores,
entre ellas ser más efectivo y creativo, tener un buen nivel de tolerancia a la
frustración y un elevado grado de profesionalización. La situación se agrava
cuando las empresas buscan ahorrar costos disminuyendo el número de empleados o
incrementando las tareas asignadas a cada uno, situaciones que obligan a
prolongar la jornada. Pero el problema, no radica en el
nivel de exigencia, puesto que esa es una condición que el empleado no puede
cambiar, sino más bien en las herramientas de gratificación que utilice la
empresa y en la efectividad de las técnicas para el manejo del estrés que el
trabajador ponga en práctica.
El estrés no siempre tiene una connotación negativa existe un estrés positivo y necesario para ser productivo. Esto es debido a que cuando se presentan situaciones de presión el organismo produce un mayor nivel de adrenalina para que se aceleren los procesos y la persona sea asertiva ante las exigencias impuestas por su entorno. Sin embargo cuando las exigencias son crónicas empieza a aparecer agotamiento, ya que llega un punto en que el organismo no responde ante ese estímulo negativo constante. Es allí cuando, de no emplearse las herramientas adecuadas, el individuo colapsa.
Las cargas laborales y horarias excesivas pueden llegar a afectar su
salud de manera significativa. Conozca algunas de las técnicas que le ayudarán
a sobrellevar la presión del trabajo y a mantener un nivel efectivo de
productividad.
Qué debe hacer un empleado
para lidiar con el estrés laboral: la
primera tarea en la lista es aceptar que hay condiciones que no pueden ser
modificadas como, por ejemplo, una estructura organizacional burocrática que
ignora las necesidades del trabajador o un jefe que no sepa cómo debe gerenciar
al personal. Si después de aceptar la situación el descontento persiste, es
importante canalizar el reclamo con los superiores, en tal sentido es fundamental que el individuo piense bien sus argumentos y le de un
buen enfoque al asunto a tratar.
Además de lo anterior, existen
algunos consejos que los trabajadores deben tomar en cuenta para mejorar su
rendimiento laboral:
Tolerancia a la frustración
No tomarse las críticas a modo personal y comprender que no todo resulta como se piensa inicialmente.
Tolerancia a la frustración
No tomarse las críticas a modo personal y comprender que no todo resulta como se piensa inicialmente.
Cuestión de
prioridades
No todas las tareas son requeridas en el mismo momento. Aprenda a establecer una lista de importancia que le permita resolver las demandas más inmediatas y posponer las que pueden ser resueltas con posterioridad, lo cual evitará que deba prolongar su jornada.
No todas las tareas son requeridas en el mismo momento. Aprenda a establecer una lista de importancia que le permita resolver las demandas más inmediatas y posponer las que pueden ser resueltas con posterioridad, lo cual evitará que deba prolongar su jornada.
Evite ser
“acaparador”
Cada persona ha sido contratada para cumplir funciones específicas dentro de la empresa, por lo que es fundamental aprender a delegar labores.
Cada persona ha sido contratada para cumplir funciones específicas dentro de la empresa, por lo que es fundamental aprender a delegar labores.
Manejo del tiempo
Organice su agenda para que pueda dedicarle tiempo al trabajo, a la recreación y, por supuesto, al descanso. Si debe extender su jornada laboral procure tener algunos ratos de esparcimiento. Almorzar con sus compañeros y conversar sobre temas que no guarden relación con el trabajo o salir a caminar durante unos minutos resultan buenas opciones para romper con la rutina laboral.
Organice su agenda para que pueda dedicarle tiempo al trabajo, a la recreación y, por supuesto, al descanso. Si debe extender su jornada laboral procure tener algunos ratos de esparcimiento. Almorzar con sus compañeros y conversar sobre temas que no guarden relación con el trabajo o salir a caminar durante unos minutos resultan buenas opciones para romper con la rutina laboral.
Pequeñas cosas
Actividades —en apariencia— insignificantes, disminuyen su nivel de estrés en el trabajo. Una buena alimentación, la omisión de sustancias estimulantes y la práctica de rutinas gratificantes, como acudir a un espectáculo de su agrado, hacer ejercicios o compartir con la familia, contribuyen con su salud mental. Adicionalmente practicar técnicas de relajación y decorar el entorno con flores u objetos llamativos refuerzan la motivación y favorecen el desempeño productivo.
Actividades —en apariencia— insignificantes, disminuyen su nivel de estrés en el trabajo. Una buena alimentación, la omisión de sustancias estimulantes y la práctica de rutinas gratificantes, como acudir a un espectáculo de su agrado, hacer ejercicios o compartir con la familia, contribuyen con su salud mental. Adicionalmente practicar técnicas de relajación y decorar el entorno con flores u objetos llamativos refuerzan la motivación y favorecen el desempeño productivo.
Quienes creen que es exagerado referirse a los perjudiciales efectos
que causa el estrés laboral sobre la salud, deberían tomar en cuenta que de no
utilizar las herramientas adecuadas para manejarlo, la presión sostenida puede
ocasionar fatiga, sensación de extenuación, irritabilidad, insomnio y aumento
de la sensibilidad emocional. Las personas con fuertes cargas laborales y
horarias suelen tener una alimentación deficiente y una adicción cada vez mayor
a sustancias estimulantes, como la cafeína y la nicotina, lo cual puede generar
desórdenes gástricos y un aumento o disminución considerable del peso.
En cuanto a las fallas laborales, el estrés disminuye la capacidad de
concentración y, por ende, la productividad. También las personas pueden
somatizar enfermedades que van desde la gripe común hasta crisis asmáticas, o
cuadros más graves como deficiencias inmunológicas, hipertensión arterial y
depresión aguda, que las llevan a solicitar reposos constantes, hecho que
empeora la relación con sus superiores.
¡Que estés bien!!!
domingo, 1 de marzo de 2015
Postergar o Procrastinar
Dejarlo para mañana, empezar un poco más tarde o hacerlo en otro momento con más tranquilidad son frases y desiciones que abren la puerta de la postergación, la procrastinación, el aplazamiento, la distracción, el fracaso, la culpa y muchas adiciones.
Cada postergación resta tu autoestima debido a una doble razón en primer lugar el mensaje de fondo que te das es yo no puedo ahora cuando en realidad si puedes y en segundo lugar porque cuando postergas y no lo haces en ese momento, ni mañana, ni pasado mañana y solo cuando la urgencia o lo inevitable aflora te pones en marcha haciendo que el riesgo de error se dispare y la actividad sea la que sea se convierta en desagradable.
Obviamente solo aplazas lo postergable porque lo urgente no se puede postergar pero tal vez alli reside la trampa porque muchas veces lo no urgente es precisamente lo más importante y termina convirtiendose en urgente justamente por haber sido postergado. Asi de esta forma pasas a la acción pagando una cuota muy alta de estrés e insatisfacción y con los resultados mediocres que conllevan las prisas de la urgencia, porque donde no pusiste la voluntad, la disciplina y la planificación ahora tienes que poner velocidad,urgencia y apresuramientos.
Procrastinación y postergación son sinónimos y son siempre un indicador de baja autoestima porque denotan inseguridad y desconfianza personal, a veces guardan relación con el perfeccionismo y el miedo al fracaso, pueden acompañar a personas con TDAH y con mucha frecuencia aparecen en la depresión y con ella crecen y se consolidan.
Las procrastinación se convierte en un trastorno de comportamiento cuando pasa a ser un hábito de conducta y retrasa las actividades más importantes sustituyendolas por otras irreleventes o más agradables de manera constante o más habitual. La postergación se nutre de la satisfacción inmediata, del placer fácil, la tendencia al abandono y la dejadez, de la ley del menor esfuerzo y el temor al fracaso y al conflicto. Es el caldo de cultivo de muchas de las adicciones del siglo XXI como comer por ansiedad y de manera desordenada, el sexo compulsivo, las compras impulsivas, prolongar las jornadas de trabajo más alla de lo necesario, estar horas jugando en el casino, leyendo información irrelevante, utilizando el deporte como un escape, pasar horas sentado viendo TV o perdido en internet. Todos estos distractores adictivos son caramelos venenosos y los complices empalagosos de la postergación, con ellos miras a otro lado en lugar de hacer frente a lo que es verdaderamente importante y asi el malestar, la culpa, la dejadez y el deterioro se van haciendo progresivos y cada vez más invalidantes.
Afortunadamente existen estrategias para hacer frente a la postergación pero ninguna de ellas va a funcionar si no tienes la determinación de llegar hasta el final.
ESTRATEGIAS PARA COMBATIRLA:
1) Toma conciencia de aquellos pensamientos que te llevan a dejar la tarea para después.
2) Identifica el seductor diálogo interior que te invade y preparate para resistir haciendo caso omiso al mismo de manera inflexible.
3) Reeduca tu voluntad para que persista la fuerza necesaria y continúe focalizado tu objetivo.
4) Utiliza un lenguaje motivador y estimulante contigo mismo acerca de lo bien que te vas a sentir cuando hayas terminado la labor.
5) Si no sabes por donde empezar una actividad y te resulta ardua o penosa por el tamaño o volumen que posee, y sientes que te desborda, primero obten calma y no te desanimes, en seguida divide la misma en subtareas que te ayuden a llevar una secuencia más óptima de logro.
6) Comienza por alguna tarea sencilla con el criterio de animar y elevar óptimamente tu desempeño.
7) Cuando te encuentres en dominio de esta nueva marcha procede entonces a elaborar una guía marcando el orden de ejecución y de prioridad, definiendo bien los tiempos de cada una pues buscaras el cumplimiento adecuado y puntual de los mismos.
Para finalizar aunque es bueno tener un adecuado nivel de exigencias, en ocasiones no hay más remedio que bajar este nivel e intentar ser realistas con las propias capacidades.
Conviene aclarar que hay épocas en las que uno rinde más, está más centrado, tiene más vitalidad y energía; y sin embargo, otras en las que todo se hace más cuesta arriba.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de organizarnos y planificar el día porque para organizarse es bueno aprender también a diseñar planes de acción que ayuden a resolver posibles problemas que se nos puedan presentar.
Para ello es conveniente aprender a identificar cuál es realmente el problema, valorar si dispones de recursos suficientes para solucionarlos y por último diseñar un plan para solucionar el problema solos o solicitando asesoría.
En estos casos es muy beneficioso aprender a contar con la ayuda de los demás y no tener miedo a la hora de pedir el apoyo de algún profesional si consideramos que dicho inconveniente nos tiene aún bajo su yugo.
¡Que estés bien!!!
Cada postergación resta tu autoestima debido a una doble razón en primer lugar el mensaje de fondo que te das es yo no puedo ahora cuando en realidad si puedes y en segundo lugar porque cuando postergas y no lo haces en ese momento, ni mañana, ni pasado mañana y solo cuando la urgencia o lo inevitable aflora te pones en marcha haciendo que el riesgo de error se dispare y la actividad sea la que sea se convierta en desagradable.
Obviamente solo aplazas lo postergable porque lo urgente no se puede postergar pero tal vez alli reside la trampa porque muchas veces lo no urgente es precisamente lo más importante y termina convirtiendose en urgente justamente por haber sido postergado. Asi de esta forma pasas a la acción pagando una cuota muy alta de estrés e insatisfacción y con los resultados mediocres que conllevan las prisas de la urgencia, porque donde no pusiste la voluntad, la disciplina y la planificación ahora tienes que poner velocidad,urgencia y apresuramientos.
Procrastinación y postergación son sinónimos y son siempre un indicador de baja autoestima porque denotan inseguridad y desconfianza personal, a veces guardan relación con el perfeccionismo y el miedo al fracaso, pueden acompañar a personas con TDAH y con mucha frecuencia aparecen en la depresión y con ella crecen y se consolidan.
Las procrastinación se convierte en un trastorno de comportamiento cuando pasa a ser un hábito de conducta y retrasa las actividades más importantes sustituyendolas por otras irreleventes o más agradables de manera constante o más habitual. La postergación se nutre de la satisfacción inmediata, del placer fácil, la tendencia al abandono y la dejadez, de la ley del menor esfuerzo y el temor al fracaso y al conflicto. Es el caldo de cultivo de muchas de las adicciones del siglo XXI como comer por ansiedad y de manera desordenada, el sexo compulsivo, las compras impulsivas, prolongar las jornadas de trabajo más alla de lo necesario, estar horas jugando en el casino, leyendo información irrelevante, utilizando el deporte como un escape, pasar horas sentado viendo TV o perdido en internet. Todos estos distractores adictivos son caramelos venenosos y los complices empalagosos de la postergación, con ellos miras a otro lado en lugar de hacer frente a lo que es verdaderamente importante y asi el malestar, la culpa, la dejadez y el deterioro se van haciendo progresivos y cada vez más invalidantes.
Afortunadamente existen estrategias para hacer frente a la postergación pero ninguna de ellas va a funcionar si no tienes la determinación de llegar hasta el final.
ESTRATEGIAS PARA COMBATIRLA:
1) Toma conciencia de aquellos pensamientos que te llevan a dejar la tarea para después.
2) Identifica el seductor diálogo interior que te invade y preparate para resistir haciendo caso omiso al mismo de manera inflexible.
3) Reeduca tu voluntad para que persista la fuerza necesaria y continúe focalizado tu objetivo.
4) Utiliza un lenguaje motivador y estimulante contigo mismo acerca de lo bien que te vas a sentir cuando hayas terminado la labor.
5) Si no sabes por donde empezar una actividad y te resulta ardua o penosa por el tamaño o volumen que posee, y sientes que te desborda, primero obten calma y no te desanimes, en seguida divide la misma en subtareas que te ayuden a llevar una secuencia más óptima de logro.
6) Comienza por alguna tarea sencilla con el criterio de animar y elevar óptimamente tu desempeño.
7) Cuando te encuentres en dominio de esta nueva marcha procede entonces a elaborar una guía marcando el orden de ejecución y de prioridad, definiendo bien los tiempos de cada una pues buscaras el cumplimiento adecuado y puntual de los mismos.
Para finalizar aunque es bueno tener un adecuado nivel de exigencias, en ocasiones no hay más remedio que bajar este nivel e intentar ser realistas con las propias capacidades.
Conviene aclarar que hay épocas en las que uno rinde más, está más centrado, tiene más vitalidad y energía; y sin embargo, otras en las que todo se hace más cuesta arriba.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de organizarnos y planificar el día porque para organizarse es bueno aprender también a diseñar planes de acción que ayuden a resolver posibles problemas que se nos puedan presentar.
Para ello es conveniente aprender a identificar cuál es realmente el problema, valorar si dispones de recursos suficientes para solucionarlos y por último diseñar un plan para solucionar el problema solos o solicitando asesoría.
En estos casos es muy beneficioso aprender a contar con la ayuda de los demás y no tener miedo a la hora de pedir el apoyo de algún profesional si consideramos que dicho inconveniente nos tiene aún bajo su yugo.
¡Que estés bien!!!
miércoles, 25 de febrero de 2015
PERDONAR
No significa que estés de acuedo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.
Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
Otras veces pensamos que perdonar
es justificar. Que se trataría algo así como de comprender o “aquí
no ha pasado nada". Y esto no es así.
Perdonar NO ES JUSTIFICAR una conducta errada, justificar una ofensa o autojustificarnos. Cuando se perdona, uno reconoce que el otro ha obrado mal, ha cometido un hecho más o menos grave, pero aún así se decide perdonarporque se decide apostar por la propia salud y por el bienestar interior. No se trata de disculpar al otro y liberarlo de la "culpa", mas bien se está buscando liberarse de sentimientos tóxicos. Tampoco se trata de convertirse en cómplice de lo injusto, sino elegir una higiénica actitud de vida.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.
Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
En esta sesión me gustaría hablar de
perdonar, pero con un sentido nuevo, hasta descubrir que realmente
no hay nada que perdonar. Pero en la vida nos encontramos con
conductas en nuestra relaciones que aun en el conocimiento de que "no
hay nada que perdonar" tenemos que manejar de manera que sean
positivas para nuestro cuerpo y nuestra alma, sin perder de vista de que muchas
veces nos es más fácil ver la sombra de los demás que nuestra propia sombra.
El primero de los errores es creer que
cuando se perdona, estamos haciendo un favor a la otra persona. Y
nada más lejos de eso. La experiencia nos dice que cuando guardamos rencor a
otra persona, somos los únicos lastimados: podemos pasar noches sin dormir
rumiando venganza e imaginando que vamos hacer para desquitarnos y es muy
posible que el otro esté durmiendo tranquilamente.
Nos equivocamos también cuando pensamos
que perdonar es perder, cuando realmente el que perdona
gana. El odio ata, nos hace dependientes y en
cambio el perdón libera, rompe los lazos que nos mantenían unidos al
agresor a través de la ira.
Perdonar NO ES JUSTIFICAR una conducta errada, justificar una ofensa o autojustificarnos. Cuando se perdona, uno reconoce que el otro ha obrado mal, ha cometido un hecho más o menos grave, pero aún así se decide perdonarporque se decide apostar por la propia salud y por el bienestar interior. No se trata de disculpar al otro y liberarlo de la "culpa", mas bien se está buscando liberarse de sentimientos tóxicos. Tampoco se trata de convertirse en cómplice de lo injusto, sino elegir una higiénica actitud de vida.
Es
la buena ocasión para poner luz en nuestra propia sombra, verla, reconocerla e
iluminarla.
Otras veces pensamos que perdonar
es olvidar, y tampoco es eso, pues entre otras cosas porque el
olvidar o no algo, va a depender de la memoria que tengamos, si bien las
ofensas tienden a recordarse por la carga emotiva que llevan. El
hecho de que uno no olvide, no significa que no perdone. Uno puede
recordar hechos dolorosos sin tener el desgaste del resentimiento y el rencor.
Incluso conviene recordar para evitar ser herido de nuevo .
Otras veces pensamos que perdonar
es restaurar las cosas al nivel que estaban antes del enojo. Que
si uno perdona a un amigo, debe devolverle la amistad o si alguien te
traiciona, con el perdón la confianza viene recuperada. Pero esto no siempre es
así. No siempre se puede; más aun en ocasiones no resulta prudente devolver la
confianza a quien nos ha engañado y a pesar de ello se puede perdonar.
Perdonar no implica reponer
los sentimientos y afectos, ni impide reclamar lo que en justicia
se merece, en el caso de derechos violados, ni de que el otro reciba el castigo
que en justicia merece, siempre y cuando no se busque la venganza personal,
sino la justicia.
Otra cosa que se piensa es que para
perdonar a alguien, el otro tiene que venir a pedirnos disculpas, se
espera el arrepentimiento para otorgar el perdón, el reconocimiento de la
ofensa por parte del otro. Si esto fuera así, la posibilidad de todo el
beneficio de ejercer el perdón, no estaría en nuestras manos . Dependería de
que nos quisiera o no dar la oportunidad de perdonar…
Para perdonar no es preciso que el otro
nos pida disculpas, ni que reconozca nada, ni que se arrepienta. Efectivamente es así y entonces reconocer que Uno no juega a ser Dios cuando perdona al otro resulta tremendamente liberador. Es para sanarnos a nosotros mismos, para restaurar el vínculo con nuestra
Divinidad que el ego rompe por ignorancia, que necesitamos reconocer lo que ha
pasado, reconocer nuestra sombra, iluminarla e integrarla.
Cuando perdonamos a otros, lo
hacemos para quedarnos libres de la violencia que hemos sufrido y de sus secuelas. Estamos en el
nivel de las relaciones entre hombres y no en el nivel espiritual que pertenece
al campo de la fe que cada uno tenga.
Y si perdonar no es olvidar, ni justificar, ni esperar las disculpas, ni
restaurar una relación ¿Qué es el perdón?
EL PERDON ES ANTE TODO UNA
DECISION que cada uno puede tomar o no, según le parezca; es independiente del
sentimiento, y de lo que el otro haga. Y es una decisión personal. No es necesario
hablar con quién nos ofendió porque lo que se busca es liberarse del odio y
resentimiento reactivo. "Se realiza silenciosamente en el
corazón de cada uno, como una plegaria sencilla e íntima".
¿Y cómo saber si uno ha perdonado? Se ha perdonado, primero cuando ya no
se desea el mal al otro; segundo cuando se renuncia a la venganza y tercero
cuando uno es capaz de ayudar al ofensor si se le ve con una necesidad que
podemos solventar.
Perdonarnos
y perdonar a los demás es apostar por la alegría, por la salud, es apostar por
la vida, es cerrar las puertas a la tristeza, a la amargura y a la larga o a la
corta a la enfermedad.
Al
final es únicamente deshacer el error y la ignorancia.
¡Que estés bien!!!
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