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sábado, 13 de abril de 2019

ELUDIENDO RESPONSABILIDAD

APATÍA vs COMPROMISO


Es sorprendente el nivel tan alto de individualidad que existe hoy en día, por no llamarlo egoísmo, y cómo este se refleja en nuestra convivencia diaria. Un ejemplo de la vida diaria es el tráfico; la mayoría de los choferes, digamos que impulsados por la urgencia, el estrés, las muchas horas que pasan atrapados en una cola, se convierten en personas agresivas que te tiran el carro encima, que no te permiten hacer ningún cruce, mucho menos entrar al canal donde se encuentran circulando ellos. Te tocan la bocina insistentemente como si, de esta manera, pudieran hacerte ir a más velocidad. Hay veces en las que salir a la calle es como entrar en una jungla complicada y que por falta de la colaboración de todos, el día termina siendo una experiencia agotadora y desagradable.

Pero lo mismo sucede en la casa de muchas personas, donde el día a día transcurre en el medio de una rutina acelerada, llena de pendientes y obligaciones familiares, con un exceso de responsabilidad no compartida, debido a la falta de participación y responsabilidad de algunos que dejan el peso del mantenimiento del hogar sobre los hombros de aquellos que las asumieron desde muy temprano.

En la comunidad vemos con preocupación los problemas, las limitaciones, las necesidades, y la mayoría optamos por conformarnos con criticar, juzgar, resaltar lo negativo, y algunas veces atrevernos a hablar en voz alta de lo que pensamos y ya, esperando a que alguien, pero nunca nosotros, haga algo para resolverlo.

Y mientras tanto, ¿podemos hacer algo para cambiarlo, solucionarlo o mejorarlo? Es importante comprender que cada uno de nosotros debe asumir la responsabilidad de participar en la reconstrucción del espacio familiar, de la comunidad a la que pertenece, o de la ciudad en la que vivimos, para convertirlo con nuestro aporte en un espacio a salvo, agradable y bueno para todos. Conviértete en un motivador para los demás, a través de tu ejemplo y del entusiasmo y el compromiso con el que asumas cada día.

¡Es tiempo de despertar! No podemos seguir adormecidos creyendo que nuestra situación cambiará o mejorará sin nuestro trabajo, compromiso y voluntad.

Es el momento para comenzar a reconocer y a valorar el trabajo, el servicio, la actitud y el comportamiento responsable y positivo que tienen algunas personas a nuestro alrededor. Preguntarnos de vez en cuando: ¿Qué puedo hacer para suavizar su carga, para colaborar, para contribuir? Estoy segura de que cuando surge la buena intención dentro de nosotros se despierta nuestra iniciativa y el deseo genuino de participar.



Para comenzar
 *Deja de criticar a otros y obsérvate a ti mismo. 
 *No te justifiques cuando hagas algo equivocado.
 *No te quedes estancado en tu comodidad.
 *Decide compartir y tomar en cuenta a los demás.
 *Muestra interés genuino por el bienestar de las personas que  comparten tu entorno personal.
 *Aunque nadie a tu alrededor reconozca tu esfuerzo, sigue haciéndolo y será el universo el que te recompense.
 *Comparte responsabilidades en casa aunque te parezcan aburridas.


¡Acuéstate cada noche con la sensación maravillosa de aportar lo mejor de ti, en la búsqueda del bienestar colectivo!

 ¡QUÉ ESTÉS BIEN!!!        

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