Suposiciones erróneas que hace la gente con
problemas de ira
Todos hemos sentido ira alguna vez en
la vida, es probable que la hayamos experimentado en muchas ocasiones. La ira
puede variar en intensidad y deberse tanto a factores internos como externos a
una persona. También es cierto que todos tenemos formas diferentes de manejarla
y que algunas formas son más saludables que otras. Se habla de 7 supuestos
básicos que pueden formar parte del pensamiento de las personas que tienen problemas
para manejar la ira y se expresa que es muy importante que dichos supuestos
sean trabajados para que los individuos afectados (tanto la persona en sí, como
todos aquellos con quienes se relaciona) por esta problemática, mejoren.
“Supongo
que tengo un problema de ira. Pierdo mi genio bastante rápido. Pero no es que
mi esposa no haga cosas para molestarme.”
Richard ha venido al tratamiento de mala gana, porque su esposa le puso una orden de restricción luego de su última pelea. El admite que perdió el control. Reconoce que quizás dijo cosas que no debería haber dicho. Pero también piensa que ella no debió haber hecho o dicho lo que dijo o hizo. “No puedo evitar enojarme cuando ella me provoca. No puedo dejar que se salga con la suya” dice él.
Lo que Richard aún no entiende es esto: el temperamento no es algo que se pierde. Es algo que uno decide perder.
La rabia, los gritos, el llamar por algunos nombres, tirar cosas y amenazar con dañar es todo un gran engaño. Es el equivalente humano a la conducta animal. Desde el pez globo que se hincha para aparentar el doble de su tamaño y verse más intimidante hasta el león en la sabana que sacude su melena y ruge, criaturas que sienten posturas amenazadoras y amenazan con el objetivo de protegerse a ellos mismos y a su territorio. El alarde es frecuentemente, suficiente para que el predador o intruso se retire. Si no, la pelea -o huída- toma lugar. Las personas que se enfurecen hacen lo mismo. Cuando se sienten amenazados adoptan estas posturas. Tiran todo control maduro y vociferan y se enfurecen como un niño de 2 años. Es impresionante. Da miedo. La gente muchas veces los deja “ganar” con tal de poder alejarse. Pero, ¿están felices? Usualmente no. Cuando hablo con los Richards del mundo, generalmente solo quieren que las cosas sean correctas. Quieren respeto. Quieren que sus niños y sus padres les den la autoridad que ellos creen merecer. Tristemente, sus tácticas fallan. Sin saber qué los apartó, niños, cónyuges, compañeros de trabajo y amigos se distancian y los dejan más y más solos.
Ayudar a alguien como Richard con “control de la ira” requiere más que ayudarlo a aprender cómo expresar la ira apropiadamente. Al darle habilidades prácticas éste asume más control del que probablemente pudiera mantener solo.
Richard ha venido al tratamiento de mala gana, porque su esposa le puso una orden de restricción luego de su última pelea. El admite que perdió el control. Reconoce que quizás dijo cosas que no debería haber dicho. Pero también piensa que ella no debió haber hecho o dicho lo que dijo o hizo. “No puedo evitar enojarme cuando ella me provoca. No puedo dejar que se salga con la suya” dice él.
Lo que Richard aún no entiende es esto: el temperamento no es algo que se pierde. Es algo que uno decide perder.
La rabia, los gritos, el llamar por algunos nombres, tirar cosas y amenazar con dañar es todo un gran engaño. Es el equivalente humano a la conducta animal. Desde el pez globo que se hincha para aparentar el doble de su tamaño y verse más intimidante hasta el león en la sabana que sacude su melena y ruge, criaturas que sienten posturas amenazadoras y amenazan con el objetivo de protegerse a ellos mismos y a su territorio. El alarde es frecuentemente, suficiente para que el predador o intruso se retire. Si no, la pelea -o huída- toma lugar. Las personas que se enfurecen hacen lo mismo. Cuando se sienten amenazados adoptan estas posturas. Tiran todo control maduro y vociferan y se enfurecen como un niño de 2 años. Es impresionante. Da miedo. La gente muchas veces los deja “ganar” con tal de poder alejarse. Pero, ¿están felices? Usualmente no. Cuando hablo con los Richards del mundo, generalmente solo quieren que las cosas sean correctas. Quieren respeto. Quieren que sus niños y sus padres les den la autoridad que ellos creen merecer. Tristemente, sus tácticas fallan. Sin saber qué los apartó, niños, cónyuges, compañeros de trabajo y amigos se distancian y los dejan más y más solos.
Ayudar a alguien como Richard con “control de la ira” requiere más que ayudarlo a aprender cómo expresar la ira apropiadamente. Al darle habilidades prácticas éste asume más control del que probablemente pudiera mantener solo.
Para que le sea posible interiorizar esas habilidades a su imagen
personal, necesita reconsiderar algunos de sus supuestos básicos sobre la vida
y su lugar en ella.
Las 7 suposiciones:
1. No pueden evitarlo.
Las personas con problemas de ira
tienen un montón de excusas. Las mujeres culparan al síndrome premenstrual.
Ambos sexos lo atribuirán a su estrés, su cansancio o sus preocupaciones. Sin
importar que otras personas que pasan por el período premenstrual, se estresan,
se cansan o se preocupan y no se lo agarran con el mundo. Las personas con
problemas de ira todavía no comprenden que se están dando permiso para
vociferar. En ese sentido, ellos tienen el control.
2. La única forma de expresar enojo es explotar.
Estas personas creen que el enojo es
como la acumulación de vapor en una máquina de vapor sobrecalentada. Piensan
que deben quitar el vapor para estar bien. Cuando de hecho, airarse tiende a
producir más de lo mismo.
3. La frustración es intolerable.
Las personas enojadas no pueden
sentarse con la frustración, la ansiedad o el miedo. Para ellos, tales
sentimientos son señales de que están siendo desafiados. Cuando la vida no va
como ellos quieren, cuando alguien no ve las cosas como ellos, cuando sus mejores
planes se interrumpen o cometen un error, simplemente no pueden tolerarlo. Para
ellos, es mejor reventar que quedarse con esos sentimientos. No entienden que
la frustración es una parte normal de la vida de todos y que es, muchas veces,
la fuente de la creatividad y la inspiración.
4. Es más importante ganar que tener razón.
Crónicamente, los individuos con
problemas de ira, suelen tener la idea de que su estatus está en juego cuando
hay un conflicto. Cuando son cuestionados, lo toman demasiado personal. Si
están perdiendo una discusión, experimentan pérdida de autoestima. En ese
momento, necesitan afirmar su autoridad aunque estén equivocados. Cuando es
seguro que están equivocados, buscarán la forma de demostrar que la otra
persona está más equivocada. Para las personas maduras, la autoestima está
basada en ser capaz de poner el ego a un lado para encontrar la mejor solución.
5. “Respeto” significa que la gente hace las cosas a su manera.
Cuando el compañero se rehúsa a
seguir un plan, cuando un niño no salta cuando se le
dice, sienten que se les falta el respeto. Para ellos, la falta de respeto es
intolerable. Hacer mucho ruido y amenazar es su forma de reafirmar su derecho
de ser “respetado” por otros. Tristemente, cuando la base del “respeto” es
miedo, se paga un precio en lo que respecta a amor y cuidado.
6. La manera de hacer las cosas bien, es pelear.
Algunas personas con problemas de ira
han aprendido al pie de un maestro. Haber crecido con padres que pelean, es su
“normalidad”. No tenían idea de cómo negociar diferencias o manejar conflictos
excepto a través de este medio. Luego se convierten en una versión muy parecida
al padre o la madre que detestaban y temían cuando eran niños.
7. Otras personas deberían entender que no era su intención decir o
hacer lo que dijeron o hicieron cuando estaban enojados.
Las personas con problema de ira
sienten que su enfado les da derecho a perder el control. Después de todo,
dicen ellos, solo estaban enojados. No comprenden que otras personas están
legítimamente lastimadas, avergonzadas, humilladas o temerosas.
#Como profesionales, nuestra tarea es ayudar al paciente a identificar
cuáles de estas suposiciones están controlando sus arrebatos de ira (puede que
aparezcan algunas que no se encuentran en esta lista y son únicas de esa
persona).
#Enseñarle estrategias para manejar la ira es muy importante, pero no es
suficiente.
#Cambiando éstos supuestos lograremos que el paciente utilice las
estrategias enseñadas, con convicción y confianza.
¡Qué estés bien!!!



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